el cazurro ilustrado

31 julio 2007

Enseñar y aprender " ciudadanía".


Tanta fe tienen en el sistema educativo (los obispos, los padres, los gobiernos...) que creen que las materias impartidas o los contenidos enseñados pasan inmediatamente a formar parte del repertorio (comporta-mental) de los alumnos; pero, por poner dos ejemplos, a pesar del consenso sobre la necesidad del fomento de la lectura o del conocimiento científico- matemático, sucede que ni está generalizado el hábito lector, ni de rudimentos científicos ni matemáticos andan sobrados los alumnos después de haber estado múltiples horas “aprendiéndolos” en las aulas. Con los contenidos de la “educación para la ciudadanía” ocurrirá prácticamente lo mismo, se impartirán unos contenidos política y pedagógicamente correctos para unos e ideológicos, escandalosos, minadores de la moral cristiana y perjudiciales para el desarrollo integral de las personas para los otros.
Si preguntáramos a cualquiera de los ciudadanos honrados de este país el pretérito pluscuamperfecto del verbo amar o el futuro imperfecto del verbo odiar es altamente probable que erraran en sus respuestas, como si nunca hubiesen ido a la escuela; pero si les interrogásemos sobre sus derechos, libertades, seguridad, paz, racismo, violencia.... darían respuestas (teóricas) más que adecuadas, quizás a la manera de Rousseau, a quien se le saltaban las lágrimas ante una idea progresista y distribuyó sus muchos hijos naturales entre diversos hospicios y asilos, sin ocuparse jamás de ellos.
La pretendida espontaneidad del niño a la hora de aprender y la tan cacareada libertad de los padres a la hora de educar son dos mitos. Si nos negamos a enseñar al niño comportamientos (cívicos) , no por ello su conducta (cívica) se encontrará menos aprendida . El dilema no es sobre si es mejor educar al niño (para la ciudadanía) o no, ya que éste no puede dejar de estar educado (para la ciudadanía) por algo o por alguien ; el problema estriba en quién asume esa educación ( para la ciudadanía) y para obtener qué (tipo de comportamientos cívicos).
Lo que debería pedirse es eficacia en la consecución de los objetivos que los padres y maestros se propongan y esta eficacia solo puede ser producto del rigor científico, la investigación y el estudio. La verdadera libertad, si se puede traducir a hechos verificables, no consiste en defender emotivamente una palabra, sino conocer sus verdaderos límites.
Decía Platón, que en la República donde había muchos Médicos, era señal que había muchos viciosos; a semejanza de él, podemos decir que en la Ciudad donde se necesitan educadores para enseñar ciudadanía, moral, ética, convivencia.... es indicio, al menos, de que se carece de ellas.

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30 julio 2007

Comportamientos ante enfermedades desconocidas.


Cuenta Tucídides en “Historia de la guerra del Peloponeso” que una epidemia se llevó por delante a miles de atenienses. Los médicos de la época no acertaban con el remedio e incluso muchos de ellos morían al visitar a los enfermos. No había conocimiento humano que la remediara, aunque probaron de todo, hasta votos, plegarias y adivinaciones. Los sanos se veían súbitamente heridos sin causa conocida; primero sentían un fuerte y excesivo calor en la cabeza; los ojos se les ponían colorados e hinchados; la lengua y la garganta sanguinolentas y el aliento hediondo; estornudar continuo; la voz ronca; gran tos, que causaba un dolor muy agudo; lanzaban por la boca vómitos hediondos y amargos; seguía en algunos un sollozo vano, produciéndoles un pasmo que se les pasaba pronto a unos, y a otros les duraba más.
Lo más grave era la desesperación y la desconfianza del hombre al sentirse atacado, pues muchos, teniéndose ya por muertos, no hacían resistencia ninguna al mal.

Dice que la epidemia fue además causa de malas costumbres, porque no tenían vergüenza los atenienses de hacer públicamente lo que antes hacían en secreto, por vicio y deleite. Los que morían de repente eran bienaventurados en comparación de aquellos que tardaban más en morir; los pobres que heredaban los bienes de los ricos, no pensaban sino en gastarlos pronto en pasatiempos y deleites, les perecía que no podían hacer cosa mejor, no teniendo esperanza de gozarlos mucho tiempo, antes temiendo perderlos en seguida y con ellos la vida. Y no había ninguno que por respeto a la virtud, aunque la conociese y entendiese, quisiera emprender cosa buena, que exigiera cuidado o trabajo, no teniendo esperanza de vivir tanto que la pudiese ver acabada, antes todo aquello que por entonces hallaban alegre y placentero al apetito humano lo tenían y reputaban por honesto y provechoso, sin algún temor de los dioses o de las leyes, pues les parecía que era igual hacer mal o bien, atendiendo a que morían los buenos como los malos, y no esperaban vivir tanto tiempo, que pudiese venir sobre ellos castigo de sus malos hechos por mano de justicia, antes esperaban el castigo mayor por la sentencia de los dioses, que ya estaba dada, de morir de aquella pestilencia. Y pues la cosa pasaba así, les parecía mejor emplear el poco tiempo que habían de vivir en pasatiempos, placeres y vicios.
Si hoy sobreviniera una enfermedad agresiva, mortal y las artes curativas no dieran con el remedio, ¿serían diferentes en lo sustancial nuestros comportamientos a los de los atenienses?.

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26 julio 2007

Tularemia: dos tiros al mismo pájaro.


Existe el riesgo de un brote de epidémico de tularemia en nuestra comunidad autónoma. No sería la primera vez que esto ocurre. En 1998 se contabilizaron hasta 600 casos. Mas de doscientos animales de especies diferentes pueden transmitir esta enfermedad, pero son los topillos, las liebres y los cangrejos, con ayuda de picaduras de mosquitos y garrapatas, los causantes principales de la difusión del cocobacilo gramnegativo de la especie Francisella tularensis.
El periodo de incubación en humanos va desde un día a veintiún días y comienza con un cuadro de fiebre, escalofríos, malestar, cefaleas hasta llegar a lesiones en los dedos y ganglios axilares que pueden ulcerarse. El tratamiento eficaz se hace con quinolonas (Gentamicina y Estreptomicina).
La plaga de topillos que invade campos y prados aumenta el riesgo de propagación, para evitarlo, Los responsables de la Junta de Castilla y León han tomado diversas medidas contra ellos, entre las que cabe destacar el tratamiento químico de las cunetas de las parcelas con clorofacinona y bromodiolona, dos venenos cuyo mecanismo de acción es bloquear la síntesis de vitamina K en el hígado. En los humanos la intoxicación causa sangrados en distintos sitios: epistaxis, gingivorragia, hematemesis, melena, hematuria y equimosis y en los casos graves: hemorragia subaracnoidea o epidural, adrenal, articular, retroperitoneal y pericárdica.
Así pues, al menos dos posibilidades tienen los agricultores de enfermar a día de hoy: una es entrar en contacto con algo que haya tocado un animal con tularemia y la otra conectar con los venenos que se usan para exterminar a los roedores que pueden transmitirla y es que , a veces, en vez de matar dos pájaros de un tiro lo que hacemos es disparar dos tiros al mismo pájaro.

25 julio 2007

¿No hay paraíso sin tetas?.


Según Plutarco, los antiguos llamaban “rumas” a las tetas y creían en la diosa “Rumila”, la cual presidía la crianza de los niños. A ella hacían las mujeres un sacrificio abstemio, libando con leche, para que guardase sus tetas y diesen buena leche a sus criaturas. Algunos atribuyen al arcipreste de Hita la sentencia “ tiran más dos tetas que dos carretas”. El refranero español dice: “La buena teta que en la mano quepa; teta que la mano no cubre no es teta es ubre, pero si la teta se pierde en la mano no es teta, es grano.” Y hay quien mantiene que “una novia sin tetas más que novia es un amigo”. Para que no decaiga el interés por las glándulas mamarias, tele cinco está adaptando la serie colombiana “Sin tetas no hay paraíso”, de gran éxito en ese país, que cuenta la historia de una joven soñadora y vulnerable a la que sus pequeños pechos le causan un enorme complejo. Dicen los responsables de la serie que con esa base argumental se tratarán asuntos como el culto al cuerpo, las operaciones de cirugía estética, las drogas y la prostitución de lujo; añaden que tendrá un mensaje positivo ya que “aunque los personajes tomen decisiones equivocadas, siempre podrán buscar de nuevo el camino correcto”.
Pero no parece un camino adecuado pasar por el infierno de la cirugía estética para llegar al paraíso con tetas, aunque sean de silicona, ya que al notar Adán los atributos femeninos de Eva, ambos fueron expulsados del paraíso. Ya Dante auguró en "La Divina comedia" el infierno para ellas:
Dulce hermano ¿qué quieres que te diga?
Ya presiento unos tiempos venideros
de que esta hora ya no está lejana,
en que será en el púlpito vedado
el que las descaradas florentinas
vayan mostrando en público las tetas.
¿Qué bárbara hubo nunca o musulmanas
que precisaran para andar cubiertas
disciplina en el alma o de las otras?
Mas si supieran esas sinvergüenzas
lo que veloz el cielo les depara,
ya para aullar sus bocas abrirían;
pues si el vaticinar aquí no engaña,
sufrirán antes de que crezca el bozo
a los que ahora con nanas consuelan.

24 julio 2007

¿Quién se lleva el verano?.


Si al invierno no se lo come el lobo, al verano no lo traen las declaraciones de las ministras en primavera. Desde los ministerios de sanidad y de Medio Ambiente nos anunciaron hace meses que este verano sería uno de los más calurosos de la historia. El efecto invernadero, el cambio climático y el fenómeno “ el niño” se ponían como las posibles causas de la temible ola de calor y proponían medidas paliativas como la hidratación, la protección del sol y no realizar ejercicio físico en las horas punta solares.Comenzamos a creer en tales augurios cuando comprobamos que no llegaron las temidas heladas de finales de mayo; hicimos acopio de energías, preparamos las presas en los prados para la mejor facilitación de la llegada de los riegos, sembramos tempranamente para que el calor no agostara los frutos y ahora resulta que, ya casi acabado julio, hemos tenido solamente dos días de verano; además, las fuentes naturales que otros años a estas alturas ya no echaban ni una gota de agua, siguen manando; el caudal de agua que dirigimos hacia el riego “a manta” es tan abundante que en la mitad del tiempo que nos llevaba otros años, ya lo tenemos inundados; los prados han producido el doble de hierba de lo esperado; en los árboles frutales no cabe ni un fruto más; los patatales aún no han necesitado del riego para desarrollarse y las vacas retozan alegres entre los abundantes pastizales. Si estos son los efectos colaterales del cambio climático, bienvenido sea el cambio. Pero como es probable que la alegría dure poco en la casa del pobre, no las ministras sino los lugareños, intuyen que este año toca que septiembre seque las fuentes y no se lleve los puentes.

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23 julio 2007

Bodón, nieve y cabras.



Ayer subí al pico “Bodón” desde Valverde de Curueño, salvando un desnivel de 680 metros, en un recorrido de unos nueve kms. hasta alcanzar la cima, situada a 1.960 m de altura.
Me guió mi hermano Santos, extraña mezcla de guía, sherpa, cabrero y montañés, que conoce como nadie, no ya el camino, sino cada una de las plantas, de las huellas y rastros que los animales dejan en sus correrías nocturnas, las aves que nos sobrevuelan en el ascenso y, lo que hace la subida más agradable, cada historia, aventura o desgracia ocurrida en cada uno de los parajes por los que pasamos.
Antes de iniciar la última fase del ascenso, bordeamos “ La Cuevona”, la enorme oquedad que veis en la foto. Fue entonces cuando me reveló que hace dos años cayó sin aviso previo una nevada tan grande que treinta cabras no pudieron sino refugiarse en aquella caverna y esperar a que las rescataran. Permanecieron allí durante veinte días, puesto que en ese tiempo nadie pudo acercarse a auxiliarlas. No esperaban encontrarlas con vida, pero cuando llegaron solamente habían muerto dos ejemplares. El resto de las cabras habían sobrevivido comiéndose los pelos unas a otras. No sin múltiples dificultades las llevaron hasta el pueblo. Aquel año ninguna de las cabras rescatadas parió, probablemente abortaron durante el frío aislamiento y posiblemente, suplementaron la dieta de pelos con los fetos.
En la cima vimos el rebaño de cabras. Le pregunté donde bebían agua y me dijo que se pasaban meses sin beber, que se las arreglaban con el rocío de la mañana. Al notar cierta incredulidad me dijo que mirara su mínima vejiga después de muertas.
Decidió Santos hacer el descenso por la “ Vallina del Gabujal” porque debía mostrarme el “graíl”, una sima vertical del que no se ve el fondo y en el que podrían encontrarse los huesos de muchas cabras despeñadas.
Y es que las cabras y los pastores del entorno de “Bodón” han ido independizándose, hasta el punto de necesitarse en contadas ocasiones, las unas cuando las nevadas; los otros en las grandes ocasiones culinarias.

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20 julio 2007

Acción, fortuna y audacia.


Se disponía el ejército de Jerjes, rey de los persas e hijo de Darío, a conquistar todas las ciudades griegas, cuando Artabano, uno de sus consejeros le advirtió de los riesgos y peligros que suponía aquella guerra, a lo que Jerjes respondió que no debe temerse todo lo que puede suceder, pues si se tuvieran en cuenta las razones contrarias a cualquier acción, jamás se haría ninguna cosa de provecho.
Razonaba que valía más que cualquiera, siempre lleno de ánimo, se exponga a que no le salgan bien la mitad de las empresas, que no estar siempre lleno de miedo y sin emprender ninguna cosa, pues así nada tendrá éxito . Añadía que si uno porfía contra lo que otro dice y no da por su parte una razón convincente que asegure su parecer, éste no se expone menos a errar que su contrario, pues corren los dos parejos en el asunto.
Remató su argumentación diciendo que ningún hombre mortal es capaz de dar un expediente que nos asegure de lo que ha de suceder. En suma, la fortuna por lo común se declara a favor de quien se expone a la empresa, y no de quien en todo pone reparos y a nada se atreve.
Y es que tanto entonces como ahora, la fortuna, caso de intervenir en las acciones humanas, es altamente probable que sólo ayude a los audaces.

19 julio 2007

Bipedismo, entorno y contingencias.


Un grupo de antropólogos americanos dice que el ser humano se volvió bípedo en el curso de la evolución porque desplazarse sobre dos pies requería mucha menos energía que hacerlo como un cuadrúpedo, según un estudio divulgado estos días en EEUU. Demuestran que recorriendo la misma distancia, los humanos quemaron una cuarta parte de la energía -calculada en calorías- que la consumida por los chimpancés, que caminaron sobre sus cuatro extremidades. El posible error de esta teoría está en que colocan la consecuencia como causa: no es que los homínidos se dieran cuenta que debían caminar sobre dos patas para ahorrar energía, sino que los cambios ambientales que se produjeron en el pleistoceno (descenso de las precipitaciones, sequía, disminución de las selvas y aumento de las praderas) obligaron a los homínidos a buscar soluciones apropiadas al nuevo entorno, en el que ya no había árboles para todos, así que algunos debieron modificar su estilo de vida, vagando por las praderas y adaptando sus respuestas a las nuevas exigencias. Comenzaron entontes algunos homínidos a erguirse, comportamiento que repitieron ya que tenía muchas ventajas, como poder escudriñar el horizonte y tener las manos libres. Esto trajo como consecuencia cambios en su esqueleto y el ahorro energético del que hablan los antropólogos. Fue el cambio en el ambiente el que produjo esta contingencia de supervivencia, que puso en marcha mecanismos en virtud de los cuales se adquirieron comportamientos adecuados al nuevo ambiente.
Lucy y sus coetáneos no decidieron bajarse de los árboles para caminar erguidos, ahorrar calorías y explorar la sábana. Lucy y compañía debieron caminar por las praderas, sencillamente porque ya no había árboles a los que subirse.

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17 julio 2007

La quimera de la "eterna juventud".


El doctor Mariano Bueno, presidente de la Sociedad Española de Medicina Biológica y Anti envejecimiento, aseguró que: “Somos lo que comemos, el ejercicio que practicamos y, por supuesto, somos lo que nuestros genes ya determinaron. Todos estos factores, y muchos otros, pasan a diario factura a nuestro cuerpo y hacen que se deteriore con mayor o menor rapidez.Tanto es así, que todas las personas mayores de 35 años están, como mínimo, dos años más envejecidas de lo que marca su edad cronológica, y hasta un 30% de todos estos adultos sufren el problema, pero mucho más agravado.”
Viene de lejos la preocupación por la eterna juventud y por el alargamiento de la vida. Muchos autores han dedicado, desde la antigüedad, páginas y páginas al tratamiento de la enfermedad y a cómo conservar la salud. Plutarco, Plinio, Plotino, Hipócrates, Galeno, Feijoó...... han escrito largo y tendido sobre estos temas y, además de los diversos remedios que cada cual propone, perfilan el acuerdo general que para curar la enfermedad y conservar la salud no hay mejor cosa que evitar los enfados y comer pocos manjares, razonando que los tormentos de la vida están motivados por la gula y por la tristeza profunda. También están de acuerdo con Tiberio, que se reía de los que llegando a la edad de treinta años consultaban a los médicos; porque decía que a esa edad cada uno podía saber por experiencia cómo debía regirse. Si esta regla es cierta, no tiene sentido que estando sanos y gozando de buena salud, nos digan lo que se ha de comer, de beber o el ejercicio que se ha de hacer.
Cuenta Feijoó que ya había médicos en su época que determinaban sobre estos asuntos como si midiesen con un compás matemático; así, consultado uno de ellos sobre el ejercicio necesario, señaló éste el número exacto de paseos y vueltas que tenía que dar a la habitación, pero el paciente notó que no le había matizado si los paseos habían de ser a lo largo o a lo ancho de la habitación, por lo que debió consultar de nuevo.

16 julio 2007

Echa guindas a la dieta.


Han servido las guindas hasta ahora para rematar el pastel, para alimentar a los pavos y, mezcladas con orujo, para paliar cólicos y dolores menstruales. Esto ha sido así, si nos fiamos de Plinio, desde que el general romano Lúculo las llevó desde el Ponto a Italia, después de haber vencido al rey Mitridates VI. Ya en manos de los romanos se propagaron por toda Europa con más eficacia que ellos mismos, tal vez ayudadas por los pájaros que llevaron sus pepitas a lugares inaccesibles a los humanos. En la montaña que proliferan guindos y cerezos, comienzan a madurar en este tiempo y la cosecha es abundante, quizás como uno de los efectos del cambio climático ( que ha hecho desaparecer aquellas malditas heladas de mayo).
Lo curioso es que algo intuían los montañeses sobre las propiedades de estos frutos puesto que, una vez maduros, los consumían rápidamente, aunque ignoraban las últimas investigaciones del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, que demuestran que las guindas, al menos en la dieta de las ratas, bajan sus niveles generales de colesterol, de azúcar en la sangre, reducen el almacenamiento de grasa en el hígado, disminuyen el estrés por oxidación y aumentan la producción de una molécula que ayuda al organismo a administrar las grasas y el azúcar.
¿ Será la ingesta de guindas una de las claves de la general longevidad de los montañeses?

13 julio 2007

macrobios, centenarios y longevos.


Se transmite la idea de que estamos alcanzando elevadas tasas de longevidad (83 años las mujeres y 79 años los hombres) y que hasta ahora nunca se había conseguido una media de vida tan larga, pero existe en la montaña un dicho que, de ser cierto, desbanca tal dato. Se decía que una sebe duraba tres años, un perro tres sebes, un burro tres perros y un paisano tres burros, lo que da una media de vida a los paisanos de 81 años.
Si nos fiamos de Herodoto, los persas alcanzaban una media de vida de 80 años y los etíopes macrobios llegaban a los 120 años, no faltando algunos que llegaban a más edad; su alimento era la carne cocida y la leche fresca su bebida ordinaria. Dice de los egipcios que eran los hombres más sanos que había visto y lo atribuía a que se purgaban todos los meses del año tres días consecutivos, procurando vivir sanos a fuerza de vomitivos y lavativas, persuadidos de que de la comida nacen en el hombre todos los achaques y enfermedades.
De los antiguos, Aristóteles dicen que murió a los 63 años de edad. Platón dicen que murió a los 81. Plinio, en su Historia Natural, cuenta las largas vidas de Livia de Rutilio, que vivió 97 años; de Statilia, que vivió 99; de Metello, y de Perpenna, que vivieron 98; de Marco Valerio Corvino, que llegó a 100 años, de Clodia, que vivió 115 años y del Historiador Ctesibio, que llegó a 124.
Feijoó da cuenta de un labrador gallego que vivió 146 años alimentándose de pan de maíz, berzas cocidas, tal vez alguna sardina o almeja, purés de leche y harina de maíz, carne de vaca algún día festivo, bebía vino rara vez, porque no tenía medios para conseguirlo y hasta el fin de sus días siempre se manejó con firme agilidad y tanta entereza en el juicio como si tuviera cuarenta años.
Otros muchísimos ejemplos podemos encontrar de personas que pasaron de los cien, mucho antes de que las ciencias médicas se dedicaran a recomendar las mil recetas para llegar a viejos. Así, recomiendan vitaminas, minerales, zumos de uva, arándano azul, té, aceita de oliva, de pescado, de soja, chocolate, ejercicio, meditación...... hasta el tabaco es bueno para prevenir la enfermedad de Parkinson. Parece como si todo viniera bien para alargar la vida o, dicho de otra manera, todo le vino bien al que vivió muchos años.

10 julio 2007

Nunca es tarde para la socialización.

La domesticación de la gallina supuso un gran avance para la dieta de la humanidad y un grave retroceso para la calidad de vida de estos animales, sobretodo con la llegada de las granjas industriales, en las que pasan de la condición de huevo a la cazuela sin haber experimentado ninguna de las etapas de la vida silvestre. La gallina en estas granjas no corre a esconderse, no busca alimento, no resuelve problemas, no sufre, no lucha, no corteja, no copula, no sabe nada del sentido de su vida. Nace y vive encerrada con miles de sus iguales, poniendo huevos hasta lograr el engorde necesario para cocinarla. Sin embargo, en los inicios de la domesticación, ya decía Zaratustra que de esta especie debíamos imitar cuatro comportamientos: pelear, madrugar, comer en familia y defender a la prole cuando está en apuros.
Ya os conté la liberación de cuatro ejemplares de estas cárceles, para iniciar un proceso de socialización que sigue su curso sin sobresaltos. Aún no han aprendido a pelear, ni han sentido la necesidad de descendencia, pero han aprendido a madrugar, a comer en familia, a dormir en un palo, a picotear y escarbar en la tierra, a darse baños de polvo, a buscar la sombra cuando el sol más calienta y un techo cuando llueve y, poco a poco, van explorando el entorno, en el que descubren cada metro que avanzan nuevos y sorprendentes estímulos. Les ocurre en estos momentos del tratamiento, como a aquel sapo que vivía en el pozo de la huerta del cura, cuando por un azar salió en el cubo que el cura había introducido para sacar agua y vio la huerta con su tapia, comprendió que el mundo era mucho más grande de lo que había imaginado; llegaba incluso más allá del muro que rodeaba el huerto. Ya saben o intuyen estas gallinas que hay un mundo mucho más grande que la nave industrial de donde vienen y también más amplio de lo que conocen hasta la fecha.

09 julio 2007

Cambios y transformaciones.


La imagen de un dromedario encadenado a una farola y unos metros más adelante contemplar como pastan serenamente dos llamas, en la entrada misma de Valdepiélago, municipio leonés situado a 1024 metros de altura sobre el nivel medio del agua del mar Mediterráneo en Alicante, parece una premonición de los cambios que nos anuncia Albert Arnold Gore. Si es el cambio climático lo que vaticinan, a dos extremos climatológicos vamos a estar sometidos: el desértico, habitat natural del dromedario y el del antiplano de los Andes, frío y hasta congelado, habitat original de las llamas.
Siguiendo el camino, nos encontramos la coloreada carpa de un circo, capaz de dar una explicación más simple y cabal de la presencia de los camélidos y, a la vez, nos pone en contacto con otro de los posibles cambios: nunca hasta la fecha ha habido por estos lares empresa circense que considerara la posibilidad de hacer un mínimo negocio con la población infantil, dada su escasez. Como si las medidas para el fomento de la natalidad, anunciadas por el presidente Zapatero en el último debate sobre el estado de la nación, hubiesen tenido efectos retroactivos, ahora resulta que ya hay en esta zona de la montaña niños suficientes para hacer rentable la instalación de un circo, donde hasta ahora sólo parecía serlo la construcción de asilos de ancianos.
A cambios climáticos, demográficos, económicos y políticos ha estado y estará sometida la montaña, pero ni los camellos acabarán con las cabras, ni el infierno del verano se comerá al frío del invierno, ni los dos mil quinientos euros por hijo devolverán ni periodo fértil, ni las ganas de tener hijos a las mayoritarias montañesas ya en los años climatéricos.

05 julio 2007

Cien mil.

“Cien mil hijos de San Luis” se llamaba al ejército francés que, con el Duque de Angulema a la cabeza, intervino en España para ayudar a Fernando VII contra los liberales. Cien mil tests hizo el gobierno de Aznar a otras tantas vacas para conocer el alcance de la encefalopatía espongiforme bovina. “Cristo vale cien mil veces más que cien mil vicepresidentas tan listas como ésta” dijeron los curas cuando Mª Teresa Fernández de la Vega anunció la legalización de los matrimonios gays. Con cien mil euros financió la fiesta del orgullo gay el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Galardón. Cien mil centrifugadores va a instalar Irán para enriquecer uranio. Se estima que cien mil españoles pertenecen a grupos católicos radicales y ultraortodoxos. Casi cien mil son los agentes secretos norteamericanos que hay encubiertos por todo el mundo. Parece ser que los animales se extinguen cian mil veces más rápido de lo normal, según lo expuesto en el segundo Congreso Nacional sobre la Conservación de la Biodiversidad, Bionatura 07. Cien mil millones de “Enanas marrones” existen en nuestra galaxia. Cien mil dólares alcanzó en una subasta el cuaderno de bitácora del rescate del “Titanic”. Cien mil euros tendrán que pagar las revistas “Sorpresa” y “Diez minutos” por sacar a Andreu Buenafuente en pelotas. Finalmente, cien mil son las visitas que ha tenido este blog desde el ocho de diciembre del año dos mil cinco. ¡ Cien mil gracias a los/las visitantes!.

04 julio 2007

Vergüenza, pecado, delito y estimulación aversiva.


A veces hacemos algo que se sale de lo que mandan las reglas, los cánones, las costumbres, los catecismos o las leyes y aparecen sentimientos de culpa. La culpabilidad se presenta o bien porque en ocasiones anteriores, al mostrar tales comportamientos, nos aplicaron algún tipo de castigo o bien porque anticipamos que pueden castigarnos por lo que hemos hecho o por lo que hemos planificado hacer. Si hemos recibido castigo de la gente de nuestro entorno, decimos que sentimos vergüenza; si quien nos ha castigado ( o ha amagado con hacerlo) es la jerarquía de alguna de las religiones con potestad para hacerlo, entonces se genera el sentimiento de pecado; Si el castigo nos lo aplican los representantes de la ley y el orden, estamos ante sentimientos delictivos. En tales situaciones, es probable que actuemos para evitar el castigo y, a la vez, disminuyamos la vergüenza, el pecado o la culpa, pero nuestras actuaciones s no se explican por lo que sentimos, sino por las contingencias de castigo a las que hemos estado expuestos.
Los preceptos, las normativas, las doctrinas, las prácticas sociales, los principios, las legislaciones y los códigos (éticos y morales) cambian y aparecen entonces nuevas vergüenzas, pecados y delitos que no son más que maneras de referirse a las nuevas contingencias de castigo que llevan aparejadas. Así, comportamientos que hasta ahora eran neutros en cuanto a la estimulación aversiva, se convierten en dianas de expiación, corrección, inhabilitación o sanción. La preocupación por el cambio climático trae consigo contingencias de castigo por no separar la basura, por tener encendido el motor del coche más tiempo de necesario, por poner la lavadora con la mitad de la carga o por olvidar una luz encendida innecesariamente. La preocupación por la salud acarrea contingencias de castigo por comer grasas, ingerir alcohol o fumar un cigarrillo. La preocupación por las muertes en accidentes de tráfico aumenta las contingencias de castigo por ir a más velocidad de lo que indican las señales, por no llevar el cinturón de seguridad o por tomar un chupito antes de ponerse al volante. Internet pone contingencias de castigo a las descargas de música o películas gratuitamente. Un sin fin de nuevas situaciones nos anticipan posibles castigos a recibir o a evitar, por mucho que los llamemos, vergüenza, pecado o delito.

02 julio 2007

Fortuna, felicidad y contingencias.


Interrogado por Creso, último rey de Libia, sobre quien era el hombre más feliz del mundo, el sabio Solón le respondió de esta manera: “La vida del hombre ¡oh Creso! es una serie de calamidades. En el día sois un monarca poderoso y rico, a quien obedecen muchos pueblos; pero no me atrevo a daros aún ese nombre que ambicionáis (hombre más feliz), hasta que no sepa cómo habéis terminado el curso de vuestra vida. Un hombre por ser muy rico no es más feliz que otro que sólo cuenta con la subsistencia diaria, si la fortuna no le concede disfrutar hasta el fin de su primera dicha. ¿Y cuántos infelices vemos entre los hombres opulentos, al paso que muchos con un moderado patrimonio gozan de la felicidad?. El que siendo muy rico es infeliz, en dos cosas aventaja solamente al que es feliz, pero no rico. Puede, en primer lugar, satisfacer todos sus antojos; y en segundo, tiene recursos para hacer frente a los contratiempos. Pero el otro le aventaja en muchas cosas; pues además de que su fortuna le preserva de aquellos males, disfruta de buena salud, no sabe qué son trabajos, tiene hijos honrados en quienes se goza, y se halla dotado de una hermosa presencia. Si a esto se añade que termine bien su carrera, ved aquí el hombre feliz que buscáis; pero antes que uno llegue al fin, conviene suspender el juicio y no llamarle feliz. Désele, entretanto, si se quiere, el nombre de afortunado. Pero es imposible que ningún mortal reúna todos estos bienes; porque así como ningún país produce cuanto necesita, abundando de unas cosas y careciendo de otras, y teniéndose por mejor aquel que da más de su cosecha, del mismo modo no hay hombre alguno que de todo lo bueno se halla provisto; y cualquiera que constantemente hubiese reunido mayor parte de aquellos bienes, si después lograre una muerte plácida y agradable, éste, señor, es para mí quien merece con justicia el nombre de dichoso. En suma, es menester contar siempre con el fin; pues hemos visto frecuentemente desmoronarse la fortuna de los hombres a quienes los Dioses habían ensalzado más.” Según cuenta Herodoto.
Así pues no existe otra posibilidad que la de esperar a que alguien muera para describirle como feliz o no, en función no sólo de todas las contingencias ocurridas a lo largo de su vida, sino de las que acontecen en la muerte.