el cazurro ilustrado

29 mayo 2010

Fabricar fideos.

En el periodo que va de 1940 a 1950, el panorama económico de España era desolador; había acabado la guerra civil y se iniciaba una recuperación, que todos los historiadores califican como “lenta y difícil”. Tuvieron los españoles que trabajar más , pero eran menos eficaces que los de otros países, vivieron muy mal: los precios subían, el comercio con el exterior apenas existía, debieron reconstruir las regiones devastadas, hacer frente al aislamiento internacional y capear el temporal interior provocado por los vencedores de la mejor manera posible.

A pesar de estas circunstancias en este periodo, la mortalidad infantil se redujo en un 40%, la esperanza de vida pasó de de 50 a 62 años, la producción de electricidad aumentó en un 90%, el número de estudiantes universitarios en un 37% y el número de estudiantes de bachillerato en un 41%.

Surgió entonces en la montaña un nuevo negocio que da muestras de que, en ocasiones, el hambre agudiza el ingenio: la fabricación de fideos a domicilio. Senen, Cascorro y Maraña iban de pueblo en pueblo los domingos y fiestas de guardar ofreciendo este servicio, ya que se consideraba un lujo comer sopa de fideos. El cliente aportaba el harina y este trío de “empresarios” elaboraba la masa manualmente en una artesa que introducía luego en un artefacto que terminaba en una plancha agujereada, intercambiable en función del grosor deseado del fideo; recogían los fideos enrollándolos en una vara de avellano y los ventilaban con un cartón a modo de abanico para que enfriaran rápidamente y evitar así que se juntaran y volvieran a formar la masa de la que prodecían. Cobraban tres pesetas por cada kilo de fideo elaborado, libres de impuestos, sin IVA ni ningún otro tipo de aranceles. Llegaron a ser tan populares que la gente decía: “Senen, Cascorro y Maraña no pagan contribución, pero dan producto a España”.

Así pues, en época de crisis, no faltarán oportunidades para aquellos que encuentren una nueva fábrica de pasta.

Me lo contó Isaías, en Valdepiélago, mientras sembrábamos patatas con la ayuda de Antonio el de Ranedo.

24 mayo 2010

Lecciones.

Dice Cicerón en el libro IV de las “Cuestiones académicas” que los griegos de la isla de Delos se dedicaban a la cría de gallinas, por las grandes ganancias que generaba su comercio. Estudiaron con tanta aplicación su comportamiento y sus características que a pesar de la semejanza de un huevo a otro, sabían distinguir, al ver uno de ellos, qué gallina lo había puesto. Alfonso de Herrera (1513) en el libro V de su “Agricultura” dice que las gallinas, tratadas como se deben tratar, son de mucho más provecho cada una que una oveja y que había visto algunas personas ser muy ricas con la sola dedicación a ellas.

Sin tantos conocimientos, y sólo como divertimento, vengo observando el comportamiento de las gallinas desde hace veinticinco años. Hice entonces un estudio sobre la sexualidad de las gallinas en el que trataba de encontrar sentido al dicho popular: “eres más puta que las gallinas de Siracusa, que aprendieron a nadar para follar con los patos de Tebas”. Tocó este mes observar su maternidad. Fue la causa una gallina que por propia iniciativa salió clueca, hizo nidal en un lugar escondido y a primeros de mayo se presentó en el corral con ocho polluelos. Después de mucho tiempo sin que ninguna gallina estuviera dispuesta a procrear y creyendo que ya tales acervos genéticos habían desaparecido a causa del sobreabuso de las incubadoras, resulta que ocurrió una vez lo que en condiciones normales debía suceder todos los años.

Ver cómo la gallina protege a los pollos; qué cuidado pone en conseguirles alimento; cómo los llama de distintas maneras, unas para que le sigan, otras para que vengan a comer un gusano, otras para avisarlos de algún peligro; cómo eriza las plumas para defenderlos del perro, de los gatos y pone su vida en peligro frente a cualquier animal, por bravo y feroz que sea, para defenderlos; comprobar como los hijos imitan, aprenden por las consecuencias de lo que hacen, son algunas lecciones gratuitas que me ha dado esta gallina que de puro natural es ya casi un caso anómalo.

15 mayo 2010

¿Algunos buenos?.

Los acontecimientos que relatan estos días los medios de comunicación, desde las especulaciones bursátiles, hasta la caída del juez Garzón, pasando por los recortes impopulares del gobierno, hacen concluir a la mayoría de los ciudadanos que en la política todo está permitido, todo se admite, todo se disimula, todos caben, todos se soportan, todos pasan, todos se compadecen, todos se sufren, pero todos viven mejor que el ciudadano medio. Viven unos de acusar, otros de defender, otros de juzgar, casi todos de mentir, muchos de alabar a los suyos y criticar a los contrarios, otros de trampear, otros de montar cohechos, otros de murmurar y algunos hasta de robar.

Esa idea de corrupción generalizada esta mantenida porque vemos a muchos políticos furiosos, desalmados, tramposos y mentirosos, hasta el punto que no nos escandalizamos ya de ver tantos perversos, sino que nos sorprendemos si nos encontramos con algunos buenos.

08 mayo 2010

Curso sobre discapacidad intelectual en Valladodid.

Analizamos estos días en Valladolid la discapacidad desde la óptica de las ciencias del comportamiento. Tal y como os prometí cuelgo en el blog vuestra foto para que quede constancia de vuestra constancia, paciencia, entusiasmo y aplicación. Os reseño una reflexión que hacía Concepción Arenal Ponte (1820-1893) en un ensayo titulado “La beneficencia, la filantropía y la caridad”: Las sociedades hacen el largo y doloroso inventario de sus dolores, los analizan, los miden, los clasifican, y si para todos no hallan remedio, a ninguno niegan consuelo. Unos consideran el dolor como eterno, otros como transitorio, aquellos como obra de Dios, estos como obra del hombre; pero nadie le mira ya impasible. A cada quejido de la sociedad se alzan innumerables roces que lloran, rezan o blasfeman, pero sienten; se alzan infinitos brazos para buscar remedio, o para buscar venganza. La indiferencia y el abatimiento no crean al dolor ese parapeto artificial pero impenetrable, que le hacía dueño absoluto de sus víctimas. Al error de aceptar el mal sin remedio sigue el de querer el bien sin mezcla de mal alguno. ¿Cómo evitar la ley de las reacciones? pero a través de ellas la humanidad comprende cada día mejor la naturaleza de sus dolores, y la esperanza no es ya solamente una virtud, sino una verdad filosófica.
El dolor es un indispensable elemento de la moralidad del hombre, pero a condición de que se le compadezca y se le consuele.
El lunes seguimos. Un saludo.