el cazurro ilustrado

25 julio 2007

¿No hay paraíso sin tetas?.


Según Plutarco, los antiguos llamaban “rumas” a las tetas y creían en la diosa “Rumila”, la cual presidía la crianza de los niños. A ella hacían las mujeres un sacrificio abstemio, libando con leche, para que guardase sus tetas y diesen buena leche a sus criaturas. Algunos atribuyen al arcipreste de Hita la sentencia “ tiran más dos tetas que dos carretas”. El refranero español dice: “La buena teta que en la mano quepa; teta que la mano no cubre no es teta es ubre, pero si la teta se pierde en la mano no es teta, es grano.” Y hay quien mantiene que “una novia sin tetas más que novia es un amigo”. Para que no decaiga el interés por las glándulas mamarias, tele cinco está adaptando la serie colombiana “Sin tetas no hay paraíso”, de gran éxito en ese país, que cuenta la historia de una joven soñadora y vulnerable a la que sus pequeños pechos le causan un enorme complejo. Dicen los responsables de la serie que con esa base argumental se tratarán asuntos como el culto al cuerpo, las operaciones de cirugía estética, las drogas y la prostitución de lujo; añaden que tendrá un mensaje positivo ya que “aunque los personajes tomen decisiones equivocadas, siempre podrán buscar de nuevo el camino correcto”.
Pero no parece un camino adecuado pasar por el infierno de la cirugía estética para llegar al paraíso con tetas, aunque sean de silicona, ya que al notar Adán los atributos femeninos de Eva, ambos fueron expulsados del paraíso. Ya Dante auguró en "La Divina comedia" el infierno para ellas:
Dulce hermano ¿qué quieres que te diga?
Ya presiento unos tiempos venideros
de que esta hora ya no está lejana,
en que será en el púlpito vedado
el que las descaradas florentinas
vayan mostrando en público las tetas.
¿Qué bárbara hubo nunca o musulmanas
que precisaran para andar cubiertas
disciplina en el alma o de las otras?
Mas si supieran esas sinvergüenzas
lo que veloz el cielo les depara,
ya para aullar sus bocas abrirían;
pues si el vaticinar aquí no engaña,
sufrirán antes de que crezca el bozo
a los que ahora con nanas consuelan.