el cazurro ilustrado

26 febrero 2011

..y los huevos al flan Dhul.


Hace ya  algunos años, cuando  la  medicina  avanzó tanto que fueron posibles los trasplantes de órganos  y cuando se iniciaron campañas institucionales para que nos  hiciéramos donantes, no sólo por el  bien de la humanidad, sino porque, en cualquier momento, nosotros  mismos podríamos necesitar un órgano, me  contaron que  un  niño, oyendo   uno de estos  anuncios, le preguntó  a su padre: - Papá, tu cuando te mueras, ¿vas a donar los  ojos al banco de ojos?. Entre  escéptico  y aleccionador, el padre respondió:-si, claro, los ojos al banco de  ojos y los huevos al flan dhul. Aquella respuesta pudo parecer una broma macabra, pero para reflotar, una vez más,  a las empresas de Ruiz Mateos se  necesitaría que todos hiciésemos este tipo de donación ( al flan dhul) y nuestro cerebro, por muy usado que esté,  a los  miembros de la familia  Ruiz-Mateos.  

19 febrero 2011

¡Nada, hombre, nada!


El río Curueño  parte en dos a Valdepiélago, y tal rotura se ha arreglado  con un precioso  puente de piedra que formó parte, primero de la calzada romana y  después del camino real, por las que se comunicaban  todos los  habitantes de esta montaña.
 El caso es que  un día uno de los vecinos  de esta montaña, del que  todo el  mundo decía que había perdido el juicio, se dirigió   al puente,  se  asomó por los pretiles y comenzó a gritar:
-¡ Nada, nada, hombre! ¡Nada, nada, nada, nada hombre!.
La gente que rondaba por allí, al  oír  las voces, fue rápidamente  a ver lo que ocurría, pensando que alguien se había caído al río; pero por mucho  y bien que  miraron no vieron nada.
Entonces preguntaron  al hombre que seguía dando  voces  que  qué era lo que  pasaba.
A lo que respondió: -Nada, hombre, nada.
Y es que, como decía mi abuelo, un tonto hace  ciento, si le dan lugar y tiempo.

13 febrero 2011

Amor, imbecilidad e ingenio.


Ortega y Gasset dijo  que el enamoramiento  era un estado de imbecilidad transitorio, pero mucho antes Filipo Beroaldo  (1453-1505) dejo dicho: “Dame el hombre  más rudo y más grosero y enamórese, que yo te le daré de buen ingenio, discreción y urbanidad. Porque el amor cultiva al agreste, domestica al bárbaro y salvaje, destierra la flojedad, la pereza y el sueño aunque sea letargia”;  Platón dijo  que el amor  hace poetas a los enamorados.
 En esa temporal estupidez, es cosa  averiguada y comprobada que  el amor  puede  desbastar la  rudeza, menoscabar la necedad, incrementar la elocuencia, desasnar al bobo y  hacer poetas a  no todas las personas enamoradas, porque para la mayoría no consiste el amor y estar  enamorado, sino en andar maqueado, estar pensativo, enviar sms, ojear tuenti y facebook, dar suspiros y escribir requiebros en las redes sociales. El enamorado  ni sabe estar ocioso ni tener reposo; cuando busca lo que ama  no siente lo que padece. El  enamorado se siente a  la vez desgraciado y sospechoso, contento y descontento, triste y risueño, esforzado y desmayado, alegre y desesperado, cobarde y determinado, y, lo que es peor de todo, que si sabe lo que quiere, no sabe si le conviene. Imbéciles y/o ingeniosos, unos aman lo que desean y otros desean lo que aman; los primeros son agua que se evapora y los segundos agua que se congela.

05 febrero 2011

Anglosajones vs latinos.


Hasta que los chinos se hagan con el control de la economía mundial, seguirá en manos de los anglosajones y, como bien demostró Weber, las sociedades protestantes son individualistas, adictas al trabajo, en las que cada uno busca su  salvación sin importarle para nada el prójimo, todo vale: traicionar, calumniar y derribar. Ahora, Angela Merkel, calvinista,  ha convertido al protestantismo a Sarkozy y a Zapatero; como rito de iniciación  firmarán un pacto por la competitividad. Tan alta traición debería poner  en pie de guerra a nuestras sociedades latinas, con unos valores contrarios a los de las sociedades anglosajonas. Para los anglosajones todo es sagrado trabajo, producción, ahorro, competitividad y estas razones instrumentales los hacen más ricos, pero, a la vez, con notables trastornos neuróticos. Los latinos, al considerar el trabajo como una  maldición divina, somos vagos, comunicativos y derrochadores. No alcanzaremos jamás sus niveles de riqueza, pero seguirán envidiando nuestra  salud mental,  que conservaremos si  las razones comunicativas siguen estando por encima de las razones instrumentales. Las  sociedades latinas, con España a  la cabeza,  deberían demostrar que hay  una alternativa al capitalismo calvinista hipercompetitivo del que tanto nos   van a hablar los políticos que han  caído en la herejía protestante.