el cazurro ilustrado

19 junio 2015

A más armas, más muertes.

Se preguntan (una vez  más) los norteamericanos que pudo haber pasado por la cabeza del joven  de 21 años que,  después a estar  más de una hora en una  reunión para debatir sobre la biblia  en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel deCharleston (Carolina del Sur) sacara  un arma y matara  a 9 personas. Se habla de crimen de odio, se hablará de probables trastornos mentales, de los antecedentes policiales, de  segregación racial, de  sus perfiles en las redes, de su historial académico; todo ello para intentar  explicar el reprobable comportamiento del joven.
Sin embargo, y aún a riesgo de ser simplista, me parece que la variable que mejor explica el  hecho es la disponibilidad de armas. Nadie bebe agua porque tenga sed, aunque sea la explicación más socorrida. Se bebe agua porque ésta está disponible. Si no fuera así; si no estuviera disponible el agua, te morirías de sed y no podrías beberla. Si e joven  no hubiera tenido la pistola , no la habría usado. Impedir el fácil acceso a las armas sería una tarea preventiva de primer orden.
En Suiza, el ejército,  en el  año 2005,  hizo una reforma   para  reducir   a la mitad el número de soldados con armas de fuego guardadas en sus casas. Los investigadores fueron capaces de mostrar que este cambio en el acceso  a las armas, dio como resultado   una disminución muy significativa de la tasa general de suicidios.