el cazurro ilustrado

26 agosto 2013

Vacaciones 2013.


















04 agosto 2013

Pontedo versus Macondo.

Ayer estuve en Pontedo y, aunque las  diferencias con Macondo son evidentes, un paseo por  los alrededores de la casa de mi hermana  Nieves, donde vive con su marido y con sus hijos, me recordó los "Cien  años de soledad" de García Marquez donde  cuenta: “Puesto que su casa fue desde el primer momento la mejor de la aldea, las otras fueron arregladas a su imagen y semejanza. Tenía una salita amplia y bien iluminada, un comedor en forma de terraza con flores de colores alegres, dos dormitorios, un patio con un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían en comunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas. Los únicos animales prohibidos no sólo en la casa, sino en todo el poblado, eran los gallos de pelea”. En el  corral de Pontedo viven en pacífica convivencia terneros, ovejas, chivos, mastines, sabuesos, careas, gallinas, gallos, patos y hasta la última  adquisición de mi sobrino Manuel, un par de ocas que pretenden emular a los perros guardianes de la casa.
Si Macondo fue un pueblo ficticio sobre el que se construyó el realismo mágico, Pontedo es un pueblo en el que se puede comprobar la  fantástica y mágica existencia, donde la realidad  supera siempre a la imaginación.

Una curiosidad: sin ser  el escenario  de una de las mejores novelas del S.XX como ocurre con  Macondo, Pontedo (2.710.000) tiene en Google casi tantas entradas como Macondo (3.930.000).

01 agosto 2013

Adiós Tomás.

Adiós  Tomás. Habías nacido  en abril de 1927. Transcurrió tu  infancia  feliz en Valdepiélago, incluso durante   la guerra civil; tenías entonces nueve años, y recordabas anécdotas y detalles que hablaban del impacto que supone la guerra para un niño.
Con Higinio como maestro, aprendiste a  hacer de  todo y  a hacerlo, además, bien.
Sabías de agricultura, ganadería, de madera, de minería y dominabas  las  técnicas de trabajo  intelectual como nadie. Un día decidiste opositar a obras públicas y  fuiste el primero. Tu primer destino Villamanin. Eso facilitó que conocieras  a Carmina, en Cabornera, que te acompañó hasta ayer, día que nos dejaste después de 86 años, sin un ruido, sin una molestia, sin un mal gesto, cogiendo  cerezas en la huerta, para  darnos la última  lección que tan bien sabías:  "Si no vamos a ser inmortales, es deseable, por lo menos, que el hombre deje de existir a su debido tiempo. Pues la naturaleza tiene un límite para la vida, como para todas las demás cosas".
Adiós tío Tomás. Fue un enorme privilegio haberte conocido y es hoy  una profunda amargura  tener que despedirte para siempre.