el cazurro ilustrado

21 septiembre 2012

Educación, ventosidades y consuelos.


Ahora que ya  se ha iniciado el  curso académico, en el que es más que probable   que nos sucedan múltiples y diversas aventuras, desventuras, encuentros, desencuentros, penas, alegrías,  aprobados, suspensos, recortes, reformas, retrocesos, regresiones y retornos a posturas decimonónicas y preconciliares, os voy a contar lo que dice Diógenes Laercio en “Vida de los filósofos ilustres” : Cuenta  que   Metrócles fue  discípulo de Crates  y hermano de Hipárquia, y que  antes había estudiado con Teofrásto Peripatético, donde estuvo a punto  de perder la vida. Fue el caso, que estando un día recibiendo  la lección, se le escapó una ventosidad involuntariamente. Tanto fue el rubor y pena que de ello le sobrevino, que se cerró en un cuarto con ánimo de dejarse morir de hambre. Cuando se  enteró Crates, se acercó  a él con el fin de consolarlo; y habiendo comido antes altramuces,  procuró persuadirle, primero con palabras,  diciéndole que ningún absurdo había cometido; antes sería cosa monstruosa no despedir los pedos según la naturaleza: y luego soltando también él su pedo, lo curó de obra, y lo alentó con razones. Desde entonces fue su discípulo y salió un célebre Filósofo.