31 agosto 2010
Para demostrar la excelente inteligencia del filósofo presocrático Tales de Mileto se han contado múltiples anécdotas. Una de las más curiosas la leí hace unos días en “Las Morales” de Plutarco (46-120 dc). Venía a decir, más o menos, que un arriero tenía un burro con el que transportaba sal a diferentes mercados. Un día se acercó a la orilla del río para beber agua y como el agua le cubriese la carga de sal y notase el burro que ésta se diluía, adquirió la costumbre de hacer lo mismo cada día, librándose de la carga y destruyendo la mercancía del arriero. Consultado Tales sobre la manera de actuar con el animal, mandó que se sustituyese la carga de sal por hierba y esponjas secas. Al salir del agua, ya no notó ningún alivio de la carga, más al contrario, el peso en sus espaldas fue mayor que aquel con el que había entrado. Así cesó la mala costumbre del burro.
Lo curioso del caso es que, empleada la anécdota como demostración de la inteligencia de Tales, lo que en verdad expone son los altos repertorios intelectuales del burro.
25 agosto 2010
Modas....
Un día predicaba en París Jean baptiste Massillon (1663-1742), obispo y gran predicador francés, contra las vanidades de este mundo y decidió hacerlo comenzando con un sagaz alegato contra la moda que, según él, es la síntesis de todas las vanidades. Dominaba en aquella época el furor por los lunares postizos, que estratégicamente colocados en la cara resultaban muy atractivos a los ojos de los franceses. El elocuente sacerdote los reprobaba como medio diabólico de atraer las miradas indiscretas. “¿Por qué, -decía amargamente- no los pintáis también en los hombros, en la garganta y en el pecho para acrecentar vuestra ficticia seducción, para alucinar hasta los limites de lo posible a vuestros incautos admiradores?”
El consejo no fue desaprovechado. Al día siguiente apenas se encontraba ya dama de prestigio que no ostentase en el cuello o en el pecho su lunar. Hasta el punto que ese lunar recibió el nombre de Massillon. Y es que a buen entendedor, pocas palabras bastan.