el cazurro ilustrado

01 agosto 2013

Adiós Tomás.

Adiós  Tomás. Habías nacido  en abril de 1927. Transcurrió tu  infancia  feliz en Valdepiélago, incluso durante   la guerra civil; tenías entonces nueve años, y recordabas anécdotas y detalles que hablaban del impacto que supone la guerra para un niño.
Con Higinio como maestro, aprendiste a  hacer de  todo y  a hacerlo, además, bien.
Sabías de agricultura, ganadería, de madera, de minería y dominabas  las  técnicas de trabajo  intelectual como nadie. Un día decidiste opositar a obras públicas y  fuiste el primero. Tu primer destino Villamanin. Eso facilitó que conocieras  a Carmina, en Cabornera, que te acompañó hasta ayer, día que nos dejaste después de 86 años, sin un ruido, sin una molestia, sin un mal gesto, cogiendo  cerezas en la huerta, para  darnos la última  lección que tan bien sabías:  "Si no vamos a ser inmortales, es deseable, por lo menos, que el hombre deje de existir a su debido tiempo. Pues la naturaleza tiene un límite para la vida, como para todas las demás cosas".
Adiós tío Tomás. Fue un enorme privilegio haberte conocido y es hoy  una profunda amargura  tener que despedirte para siempre.