Candidatos.
Cuando Numa Pompilio tenía cuarenta años, llegaron a su casa dos mensajeros romanos para ofrecerle ser rey de Roma. Hicieron un breve discurso porque pensaban que tan gran oferta necesitaría de pocos argumentos para convencerle, pero pronto comprobaron los emisarios que necesitarían muchos ruegos y palabras para persuadirle, ya que estaba Numa acostumbrado a vivir en completa paz y tranquilidad y veía que Roma estaba abocada a la guerra.
Tomó la palabra Marcio, su padre, diciendo: “Toda mudanza en el método de vida es peligrosa, y a quien nada le falta de lo que ha menester, ni nada de lo presente le da disgusto, sólo la ignorancia puede moverle y apartarle de aquellas cosas a que está hecho; las que cuando nada más tengan para ser preferidas, en la seguridad a lo menos se aventajan mucho, a las que están por ver”.
Todos los partidos políticos envían estos días emisarios a ofrecer a diversos candidatos el poder y la gloria y, lejos de mantener una postura como la que defendió Marcio, se lanzan en las listas a la búsqueda de votos que les coloquen en poltronas municipales y autonómicas; nada importa que su vida sea tranquila, ni los cambios peligrosos ni que sea mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Y es que en periodos como este, la sensatez, la cordura, la cautela y hasta la prudencia tornan en temeridad, desfachatez y ambición cuando hay el mínimo atisbo de poder, aunque sólo sea para mandar a unos pocos y para conceder míseros privilegios y no tan escasas licencias.
Tomó la palabra Marcio, su padre, diciendo: “Toda mudanza en el método de vida es peligrosa, y a quien nada le falta de lo que ha menester, ni nada de lo presente le da disgusto, sólo la ignorancia puede moverle y apartarle de aquellas cosas a que está hecho; las que cuando nada más tengan para ser preferidas, en la seguridad a lo menos se aventajan mucho, a las que están por ver”.
Todos los partidos políticos envían estos días emisarios a ofrecer a diversos candidatos el poder y la gloria y, lejos de mantener una postura como la que defendió Marcio, se lanzan en las listas a la búsqueda de votos que les coloquen en poltronas municipales y autonómicas; nada importa que su vida sea tranquila, ni los cambios peligrosos ni que sea mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Y es que en periodos como este, la sensatez, la cordura, la cautela y hasta la prudencia tornan en temeridad, desfachatez y ambición cuando hay el mínimo atisbo de poder, aunque sólo sea para mandar a unos pocos y para conceder míseros privilegios y no tan escasas licencias.