Obesidad y delgadez.
Mandó Licurgo que los niños espartanos robaran lo que pudieran para comer, entonces se vieron los menores obligados a estar al acecho de los que se descuidaban en la custodia de los alimentos. Al que cogían robando era castigado con azotes y a no comer. La comida era escasa a propósito, para que por sí mismos los niños remediaran esta penuria y se vieran forzados a ser resueltos y mañosos. Éste era el objetivo de la comida tan tasada. Además, pensaba Licurgo que servía para que los cuerpos creciesen, porque tenía por cierto que el espíritu se difunde a lo largo cuando no tiene que detenerse y ocuparse mucho en lo ancho y profundo y va arriba por la misma ligereza, estando ágil el cuerpo. Creía que esto valía también para la belleza, porque las constituciones delgadas y esbeltas son más propias para que los cuerpos sean derechos y que las gruesas y bien mantenidas se oponen a esto por su pesadez. Así pues, tanto las normas de los servicios sociales como las leyes de Licurgo, con contenidos diferentes, tienen, en estos asuntos, los mismos objetivos: la delgadez de los cuerpos y la corrección de los comportamientos (alimenticios) .