Obesidad y delgadez.
Los servicios sociales del Principado de Asturias han asumido temporalmente la tutela de un niño de diez años, que vivía con sus abuelos y que llegó a pesar unos cien kilos por una alimentación excesiva e inadecuada que le estaba causando problemas de salud. Los servicios sociales están trabajando con los abuelos del niño para hacerles ver el problema que supone el exceso de peso y conseguir que adquieran hábitos alimenticios sanos que permitan la vuelta al hogar de su nieto.
Mandó Licurgo que los niños espartanos robaran lo que pudieran para comer, entonces se vieron los menores obligados a estar al acecho de los que se descuidaban en la custodia de los alimentos. Al que cogían robando era castigado con azotes y a no comer. La comida era escasa a propósito, para que por sí mismos los niños remediaran esta penuria y se vieran forzados a ser resueltos y mañosos. Éste era el objetivo de la comida tan tasada. Además, pensaba Licurgo que servía para que los cuerpos creciesen, porque tenía por cierto que el espíritu se difunde a lo largo cuando no tiene que detenerse y ocuparse mucho en lo ancho y profundo y va arriba por la misma ligereza, estando ágil el cuerpo. Creía que esto valía también para la belleza, porque las constituciones delgadas y esbeltas son más propias para que los cuerpos sean derechos y que las gruesas y bien mantenidas se oponen a esto por su pesadez. Así pues, tanto las normas de los servicios sociales como las leyes de Licurgo, con contenidos diferentes, tienen, en estos asuntos, los mismos objetivos: la delgadez de los cuerpos y la corrección de los comportamientos (alimenticios) .
Mandó Licurgo que los niños espartanos robaran lo que pudieran para comer, entonces se vieron los menores obligados a estar al acecho de los que se descuidaban en la custodia de los alimentos. Al que cogían robando era castigado con azotes y a no comer. La comida era escasa a propósito, para que por sí mismos los niños remediaran esta penuria y se vieran forzados a ser resueltos y mañosos. Éste era el objetivo de la comida tan tasada. Además, pensaba Licurgo que servía para que los cuerpos creciesen, porque tenía por cierto que el espíritu se difunde a lo largo cuando no tiene que detenerse y ocuparse mucho en lo ancho y profundo y va arriba por la misma ligereza, estando ágil el cuerpo. Creía que esto valía también para la belleza, porque las constituciones delgadas y esbeltas son más propias para que los cuerpos sean derechos y que las gruesas y bien mantenidas se oponen a esto por su pesadez. Así pues, tanto las normas de los servicios sociales como las leyes de Licurgo, con contenidos diferentes, tienen, en estos asuntos, los mismos objetivos: la delgadez de los cuerpos y la corrección de los comportamientos (alimenticios) .