Los discursos de la ira.

Debería saber Rajoy que cuando está la ira asesorando, no se cree a los amigos, se es demasiado rápido en las acciones, se anda con el rostro encendido, se tienen las manos prestas, la lengua desenfrenada, se dice con cada palabra una malicia, se enoja a la mejor ocasión y no se admite ninguna razón.
Estando las cosas en este punto sólo queda esperar que el transcurrir del tiempo ponga a cada uno en su sitio ya que al político furioso y lleno de ira, querer ponerle en concierto es falta de cordura, porque estando la ira muy encendida y el corazón muy furioso, ni se admiten argumentos, ni consuelos, ni razones.