el cazurro ilustrado

03 enero 2007

El cuarto pilar.


El cuarto pilar del Estado del bienestar ha comenzado a construirse con la entrada en vigor de la Ley de Dependencia.
Amparo Valcarce, Secretaria de Estado, destaca que "más de 1.100.000 españoles, en su mayoría ancianos y discapacitados, necesitarán ayuda para llevar a cabo las actividades básicas de su vida diaria. Y casi otros dos millones requerirán de algún servicio externo para realizar alguna tarea en su vida cotidiana. Estas cifras aumentarán notablemente en las próximas décadas, debido en parte a la mejora de los sistemas de salud”·
Las leyes de los antiguos pueblos de nuestra tradición cultural fueron muy diferentes y contradictorias en muchos asuntos, pero todas estuvieron de acuerdo en dos cosas: apiadarse de los pobres y honrar a los viejos.
Hasta las naciones más bárbaras socorrían a los pobres y acataban a los viejos. Romanos y Lacedemonios reverenciaban a los viejos de tal manera que sólo ellos podían ser jueces y censores; les otorgaban, además, cinco privilegios: si les sobrevenía la pobreza, eran mantenidos por el erario público; sólo los viejos podían sentarse en los templos, llevar anillos en los dedos, comer con la puerta cerrada y traer las vestiduras hasta los pies.
Pudieron ser estos los orígenes de las posteriores leyes que han ido regulando la atención a los discapacitados, ancianos y personas dependientes, hasta llegar al derecho de los ciudadanos a recibir una atención por parte del Estado cuando no puedan valerse por sí mismos. Hay cosas tan esenciales y naturales que son de obligado cumplimiento, como ayudar en las enfermedades y socorrer en las necesidades, aunque sólo sea por el “hoy por ti, mañana por mí”.