Invasiones de antes y de ahora.
Los historiadores romanos se quejan amargamente y hasta maldicen y lloran las conquistas asiáticas de Roma porque, aunque alcanzaron grandes victorias en Asia, venciendo los Medos y a los persas con las armas, consideran que los vicios que adquirieron al contacto con ellos, crearon grandes perjuicios en la población romana.
Cicerón critica cinco costumbres traídas de Asia: hacer sepulturas, llevar anillos de oro, echar especias en las comidas, enfriar con nieve la bebida y echarse perfumes para oler bien; considera que estas cinco “malas” costumbres fueron poco menos que una venganza de las ciudades que habían ocupado y de los muertos que habían causado.
Supo Cicerón que las tierras que habían conquistado podrían perderse posteriormente, pero los vicios que habían llegado de Asia nunca saldrían de Roma.
Sin necesidad de una conquista militar, las costumbres que van entrando desde el mundo anglosajón hacia el mundo latino son tan de lamentar y causan tanto daño como las que antiguamente se introdujeron en Roma desde Asia: el culto al dinero y al consumismo, la fast food o comida rápida, el neuroticismo a raudales, la psicopatologización de la vida cotidiana, la frialdad de la globalización en su peor versión y el aroma del neconservadurismo son algunos de los vicios importados que ya será muy difícil o imposible erradicar.