Hombres y mujeres ¿donde están las diferencias?
Muchos son los estudios realizados para buscar las diferencias entre hombres y mujeres.
Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, afirma: “Los hombres muestran desde niños un mayor desarrollo de la parte derecha de su cerebro, lo que les hará más aptos para actividades como conducir o jugar al ajedrez, mientras que las niñas utilizan con mayor frecuencia la parte contraria, por lo que realizarán un mejor uso del lenguaje.”
Hugo Liaño, jefe del servicio de Neurología de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid y autor de "Cerebro de hombre, cerebro de mujer", asegura: "el modo en que el cerebro masculino está organizado lo hace más capaz en las percepciones espaciales, por eso se fía de su sentido de orientación e intenta encontrar su destino sin ayuda", mientras que "el modo en que el cerebro femenino está organizado hace a la mujer más capaz en áreas verbales, lo cual le lleva a intentar resolver el problema por medio de la palabra"
Karl Pribram, de la Universidad de California en Santa Cruz, ha encontrado que las mujeres muestran un mayor predominio que los hombres respecto a del hemisferio izquierdo del cerebro y el hemisferio izquierdo es el que dirige el lenguaje, la lógica y las definiciones lo que explicaría que las niñas empiecen a hablar antes.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvana señalan que los cerebros de las mujeres son mas pequeños pero poseen una mayor capacidad de procesamiento. Asimismo han estudiado y localizado las zonas cerebrales responsables de la agresividad y las diferencias existentes entre los cerebros de hombres y mujeres les han permitido dar una explicación de los mecanismos del proceso y de la mayor agresividad de los hombres frente a una mayor frialdad de las mujeres.
Un estudio que tengo delante de mí, realizado por Mª Pilar Sánchez, Marta Evelia Aparicio y Virginia Dresch, analiza las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a ansiedad, autoestima y satisfacción autopercibida. Las conclusiones son que las mujeres tienen peor salud que los hombres, ya que realizan más visitas al médico, tienen más dolencias físicas, puntúan más alto en ansiedad fisiológica, ansiedad cognitiva y ansiedad total y presentan una menor salud física percibida. Pero cuando se miran más a fondo los datos, cuando se comparan hombres y mujeres que están en igual situación ( en paro, trabajando, ama de casa) las diferencias disminuyen; así, las mujeres que trabajan disminuyen sus quejas sobre la salud y son las "amas de casa" las que tienen peor salud; después de ellas van las personas que están en paro, sean hombres o mujeres. Lo que lleva a concluir que tener o no trabajo fuera del hogar pesa más que el sexo/ genero de quienes lo ejercen.
Janet Shibley-Hyde, una especialista en estudios de la mujer de la Universidad de Wisconsin, sostiene en la revista American Psychologist, que los hombres y las mujeres se parecen más de lo que cree la gente. La doctora Hyde asegura, tras la revisión de 46 grandes estudios realizados durante los últimos 20 años, que tanto las mujeres como los hombres son similares en la mayoría de las áreas. Los estudios exploraron las habilidades cognitivas, la comunicación verbal y no verbal, además de rasgos psicológicos y sociales como agresión o liderazgo y bienestar psicológico como autoestima, entre otros aspectos. Hyde indicó que las diferencias de género encontradas tuvieron poco efecto dentro de la mayoría de las variables psicológicas examinadas. Sólo la agresión física obtuvo una diferencia marcada en el estudio.
No cabe duda que si nos ponemos a buscar diferencias en cualquier área, entre hombres y mujeres, las vamos a encontrar. Es altamente probable que muchas de las diferencias estén motivadas por los entornos sociales y culturales en los que se han desarrollado hombres y mujeres (con clara desventaja para ellas), pero no parece interesar mucho analizar esas variables. Pasa lo que se decía en el mayo de 68 francés “cuando el dedo apunta a la luna, el idiota mira al dedo” y al dedo o al cerebro miramos, cuando deberíamos mirar las diferencias de trato en el ambiente social y cultural en el que hombres y mujeres se des-envuelven.
Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, afirma: “Los hombres muestran desde niños un mayor desarrollo de la parte derecha de su cerebro, lo que les hará más aptos para actividades como conducir o jugar al ajedrez, mientras que las niñas utilizan con mayor frecuencia la parte contraria, por lo que realizarán un mejor uso del lenguaje.”
Hugo Liaño, jefe del servicio de Neurología de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid y autor de "Cerebro de hombre, cerebro de mujer", asegura: "el modo en que el cerebro masculino está organizado lo hace más capaz en las percepciones espaciales, por eso se fía de su sentido de orientación e intenta encontrar su destino sin ayuda", mientras que "el modo en que el cerebro femenino está organizado hace a la mujer más capaz en áreas verbales, lo cual le lleva a intentar resolver el problema por medio de la palabra"
Karl Pribram, de la Universidad de California en Santa Cruz, ha encontrado que las mujeres muestran un mayor predominio que los hombres respecto a del hemisferio izquierdo del cerebro y el hemisferio izquierdo es el que dirige el lenguaje, la lógica y las definiciones lo que explicaría que las niñas empiecen a hablar antes.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvana señalan que los cerebros de las mujeres son mas pequeños pero poseen una mayor capacidad de procesamiento. Asimismo han estudiado y localizado las zonas cerebrales responsables de la agresividad y las diferencias existentes entre los cerebros de hombres y mujeres les han permitido dar una explicación de los mecanismos del proceso y de la mayor agresividad de los hombres frente a una mayor frialdad de las mujeres.
Un estudio que tengo delante de mí, realizado por Mª Pilar Sánchez, Marta Evelia Aparicio y Virginia Dresch, analiza las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a ansiedad, autoestima y satisfacción autopercibida. Las conclusiones son que las mujeres tienen peor salud que los hombres, ya que realizan más visitas al médico, tienen más dolencias físicas, puntúan más alto en ansiedad fisiológica, ansiedad cognitiva y ansiedad total y presentan una menor salud física percibida. Pero cuando se miran más a fondo los datos, cuando se comparan hombres y mujeres que están en igual situación ( en paro, trabajando, ama de casa) las diferencias disminuyen; así, las mujeres que trabajan disminuyen sus quejas sobre la salud y son las "amas de casa" las que tienen peor salud; después de ellas van las personas que están en paro, sean hombres o mujeres. Lo que lleva a concluir que tener o no trabajo fuera del hogar pesa más que el sexo/ genero de quienes lo ejercen.
Janet Shibley-Hyde, una especialista en estudios de la mujer de la Universidad de Wisconsin, sostiene en la revista American Psychologist, que los hombres y las mujeres se parecen más de lo que cree la gente. La doctora Hyde asegura, tras la revisión de 46 grandes estudios realizados durante los últimos 20 años, que tanto las mujeres como los hombres son similares en la mayoría de las áreas. Los estudios exploraron las habilidades cognitivas, la comunicación verbal y no verbal, además de rasgos psicológicos y sociales como agresión o liderazgo y bienestar psicológico como autoestima, entre otros aspectos. Hyde indicó que las diferencias de género encontradas tuvieron poco efecto dentro de la mayoría de las variables psicológicas examinadas. Sólo la agresión física obtuvo una diferencia marcada en el estudio.
No cabe duda que si nos ponemos a buscar diferencias en cualquier área, entre hombres y mujeres, las vamos a encontrar. Es altamente probable que muchas de las diferencias estén motivadas por los entornos sociales y culturales en los que se han desarrollado hombres y mujeres (con clara desventaja para ellas), pero no parece interesar mucho analizar esas variables. Pasa lo que se decía en el mayo de 68 francés “cuando el dedo apunta a la luna, el idiota mira al dedo” y al dedo o al cerebro miramos, cuando deberíamos mirar las diferencias de trato en el ambiente social y cultural en el que hombres y mujeres se des-envuelven.