el cazurro ilustrado

04 agosto 2006

De las drogas a los enteógenos.


Estar embriagado, borracho, drogado, flipado, alucinado o colocado va a pasar a la historia. Ahora lo que se lleva es “tener alterado el estado de conciencia”, a través de sustancias llamadas “enteogénicas”. Los enteógenos ("Dios dentro de nosotros") son sustancias vegetales que, cuando se ingieren, proporcionan una experiencia divina. No son pocos (antropólogos, etnólogos, etnopsicólogos….) los que ven en estas sustancias el origen de la religión, hipotetizando que el hombre primitivo, tal vez por azar, consumió algunos de estos alcaloides (el cornezuelo del centeno, la Amanita muscaria, el estramonio, la belladona, la amapola, el beleño-en Hispanoamérica- el peyote y la ayahuasca….) y a partir de su ingesta, tuvo una transustanciación con la divinidad, una posesión extática y chamánica, un trance profético, una pasión erótica o, como no, un estado místico.
Esta sociedad postmoderna, en virtud de un cambio de denominación de las sustancias psicoactivas, será capaz de convertir a los “camellos” en “chamanes”; a las “drogas” en “enteógenos"; a los “consumidores” en creyentes y a los sobrios en ebrios. Si escasean los enteógenos hay preparado un arsenal de antidepresivos y ansiolíticos en cualquier botica que pueden cumplir su función.