el cazurro ilustrado

31 julio 2006

“Citius, altius, fortius".



Los españoles y españolas de hoy somos más altos que las generaciones anteriores. Aunque no se diga, también somos más inteligentes, más cultos, más obesos, más obsesos, más ricos, más sanos, más postmodernos, más anglosajones, más histéricos, más histriónicos, más narcisistas, más individualistas y más de todo un poco. Las causas hay que buscarlas en la mejora de las condiciones de vida. El desarrollo económico trae consigo la mejora en la alimentación, en las condiciones higiénicas, en la salud, en el tiempo libre…. todo ello hace que mejore la estatura y otras muchas cosas.

En 1739 escribía Benito Jerónimo Feijoo: “Hay Países donde la gente, por ser más pobre, come menos, sale de menor estatura, que en aquéllos, donde por tener más medios, se alimentan más. Diráseme, que en uno, u otro País donde se puede haber hecho esa observación, podrá no depender de ese principio la corta estatura de la gente, sino de la constitución, o temperie del clima: entendiendo por el clima aquel complejo de causas naturales, en que se distinguen unos Países de otros; pues en efecto se ve, que aun en igualdad de alimento, unas tierras producen hombres más corpulentos, que otros. Convengo en que la solución tiene bastante apariencia de sólida. Pero esfuerzo el argumento con una reflexión, que ataja este recurso. Yo he notado, y es fácil reconocerlo cualquiera, que en los mismos Países miserables (en Asturias, y Galicia hice la observación) la gente por lo común tiene mayor, o menor estatura, a proporción de la mayor, o menor copia de alimento, que tiene, y de que usa. Así en estas mismas tierras los ricos, y aún los de moderadas conveniencias, por lo común son de mayor cuerpo que los pobres. Ni se me diga, que a éstos el mucho trabajo corporal los achica. Pues contra esto está lo primero, que los pobres holgazanes (hay muchos en el País, donde escribo) también son pequeños. Lo segundo, que los pocos Labradores, que tienen abundancia de sus groseros manjares, aunque sean muy trabajadores, salen de mayor estatura, que los que se alimentan estrechamente. Esto también lo he observado.”
La consigna, presuntamente olímpica, que encabeza este post, revela la capacidad del ser humano para evolucionar, sobrevivir y superarse. Es más cercana a Darwin que al Barón de Cubertain.