Ambiente y comportamiento.
La reproducción de la oveja puede ser un buen ejemplo de la gran importancia que tienen los factores medio-ambientales para influir y determinar los comportamientos, tanto animales como humanos.
En estos animales, la actividad sexual se sitúa en otoño, cuando hay menos luz por el día; al ser el tiempo de gestación de cinco meses, las crías nacen en primavera, cuando el pasto es abundante. Luego hay un reposo en la actividad sexual, hasta el siguiente otoño. Si se somete a la oveja a patrones lumínicos similares a los de los días del otoño, ovulará. También en los machos se observan cambios significativos en la producción de espermatozoides, siendo cinco veces mayor y de más calidad en otoño que en primavera. Pero la reproducción puede reducirse si se aumenta significativamente la temperatura, ya que las altas temperaturas tienen una influencia negativa en ella. La actividad reproductiva está también influenciada por la dieta. Una dieta escasa y pobre en proteinas, minerales y vitaminas puede ser un impedimento para la reproducción.
Además, se ha visto que si se introducen machos en grupos de ovejas sin ovulación, éstos estimulan la actividad ovárica; la presencia de hembras en celo también puede estimular la actividad ovárica en ovejas sin ovulación.
Parece evidente que factores del entorno como la temperatura, la alimentación, la luz del día, el clima, la presencia de otros individuos con determinadas características son capaces de cambiar los comportamientos ( reproductivos o no) de los animales ( y de las personas).