Preguntas y respuestas.
Un director del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York cuenta que una señora enjoyada y asombrada le preguntó: "Oiga usted ¿por qué saben los paleontólogos que estos animales se llaman Dinosaurios, Ictiosaurios, etc.?”
Obviamente, mejor habría sido que la señora hubiese permanecido callada, porque la pregunta pone de manifiesto el nivel de quien la hace.
En 1770 el capitan Cook y sus hombres llegaron a Australia, se asombraron al ver unos extraños animales que daban saltos increíbles. Le preguntaron a los nativos cómo se llamaba aquel animal. Los nativos no sabían ni una palabra de inglés y contestaron "Kan Ghu Ru" . El capitán y su bótanico usaron, a partir de entonces, la palabra "kangaroo" para referirse a ellos . Tiempo después se supo que "Kan Ghu Ru" significaba "No le entiendo" en idioma aborigen.
En este caso, mejor que se callaran la respuesta.
Unas veces porque la pregunta está mal formulada o no tiene respuesta y otras veces porque las respuestas no tienen sentido o son malintencionadas, parece que la única verdad aplicable a cualquier interrogatorio es “ tú pregunta lo que quieras, que yo te responderé lo que me da la gana”.