el cazurro ilustrado

05 marzo 2006

Curiosidades educativas.


En los días venideros, os mostraré algunas curiosas costumbres educativas de distintos pueblos antiguos y teorías pedagógicas ya fuera de uso. Comenzaremos por Roma.No dejaban los romanos que ningún niño con diez años cumplidos anduviese vagabundo por las calles. Tenían la costumbre de darles de mamar hasta los dos años, dejarles disfrutar hasta los cuatro; les iniciaban en la lectura de cuatro a seis y en la escritura de seis a ocho; de ocho a diez años les obligaban a estudiar gramática. Después de los diez años debían los chicos romanos aprender un oficio, dedicarse plenamente a los estudios o servir en el ejército, de tal manera que en Roma nadie a estas edades andaba ocioso ni hacía ninguna travesura. Si alguno incumplía estas reglas, su padre era castigado porque sus leyes aseguraban que “si los padres son descuidados y los hijos atrevidos, se engendran en los pueblos todos los vicios y el bien de la República consiste en conservar a los pacíficos y desterrar a los revoltosos". Un hijo de Catón fue desterrado por romper el cántaro de una chica que iba a por agua y otro de Cina tuvo también que irse al destierro por entrar a robar fruta a una huerta. Ninguno de los dos tenía más de quince años. Los romanos consideraban infames a los chicos ociosos, tanto como los griegos a los filósofos necios. El primer día del año, cada vecino de Roma se ponía delante del Juez a dar cuenta de cómo vivía y de qué se mantenía; no menos castigaban al que vivía trampeando, que al que comía sin trabajar.