el cazurro ilustrado

24 febrero 2006

Averías y ordeño a mano.


Estar con nieve supone, muchas veces, estar sin muchas cosas. En esta última nevada, sin ir más lejos, el frío heló el agua en las cañerías y nos quedamos sin calefacción y sin agua corriente; el viento tiró los postes de la luz eléctrica y del teléfono; el panadero no pudo llegar a repartir el pan y, claro está, ni el cartero con el correo; ni el cura a decir misa.
La falta de corriente eléctrica propició la vuelta a métodos tradicionales para ordeñar las vacas. Debimos extraer la leche de las ubres con cualquiera de los tres mecanismos conocidos: “a mano llena”: que tiene tres momentos, en el primero, el pezón se coge entre la palma de la mano y se presiona su base, de tal manera que la leche que se encuentra allí, se impulsa hacia abajo; en un segundo momento, se cierra la mano apretando y empujando con suavidad la leche hacia fuera; en el tercer momento, sin soltar el pezón , se abre la mano, para permitir que la leche pase del seno lactífero glandular al seno lactífero del pezón, llenándose éste de nuevo. “a pellizco” tirando de la teta con el dedo índice y pulgar de la mano, se usa cuando los pezones son muy pequeños, o para descansar después de haber aplicado largo rato el primer método. Y “a pulgar” presionando la teta entre el dedo pulgar y los cuatro dedos, este método apenas se usa, porque puede deformar el pezón.
Acostumbrados a los adelantos de la técnica, ni las manos ni las ubres se acomodaron a la situación. Decidimos entonces subir a la Collada y con el teléfono móvil ir rastreando hasta encontrar un lugar con cobertura, para avisar a las compañías, eléctrica y telefónica, de nuestra situación.
Cuando conseguimos conectar con "la eléctrica", nos dicen de la sección de “averías” que no han acudido, porque no tienen ningún aviso. Le explicamos que no puede tener avisos porque tampoco hay teléfono y lo entiende. Llamamos entonces a “Averías” de Telefónica y, curiosamente, también le tenemos que explicar que no tiene avisos telefónicos de averías, porque precisamente es el teléfono el que está averiado.