el cazurro ilustrado

06 enero 2006

La curiosidad y el valor


Hubo un tiempo en el que se supuso la intuición y la curiosidad como características femeninas y el valor (sinónimo de valentía) a los hombres, al menos cuando eran llamados al servicio militar obligatorio. Sin embargo, mi madre decía que “por ver fue un cura a los infiernos” y para mi abuela, el paradigma de valentía lo representaba la dama de Arintero, que fue a la guerra disfrazada de hombre para librar a su padre de ir a levas al tener siete hijas y ningún varón. En el fragor de las últimas batallas sus pechos quedaron al descubierto y llevada ante le rey, le concedió el privilegio de que ningún montañés hiciese el servicio militar; aunque las envidias de los generales acabaron con ella en La Cándana ( antes de llegar a su pueblo), y no se llegó a aplicar la ventaja concedida.
Mi intuición ( femenina , por supuesto) me hace suponer que tanto la curiosidad como “el valor” se distribuyen entre la población masculina y femenina por igual, tal como oí decir en la zona de Arbás: “ en Busdondo y en Camplongo, en Oviedo y en Gijón, hayl@s list@s, hayl@s tont@s y hayl@s a media cocción”