El pasado y el futuro en educación
En el año 1878, escribía Concepción Arenal: “Hay en España gran número de personas que más o menos abogan por la instrucción; pero son pocas las que se penetran bien de toda su importancia, y menos aún las que están dispuestas a contribuir eficazmente a que se generalice. Sucede con ella algo parecido a lo que con la religión acontece: son más los que la invocan que los que la practican. La conveniencia de la instrucción empieza a comprenderse; la necesidad todavía no, por regla general. Las pruebas de esto son casi tantas como los hechos bien observados que al asunto se refieren, y ya se mire abajo, en medio o arriba, se hallará por lo común muy bajo el nivel de la enseñanza y la consideración que merecen hoy los que enseñan: para convencerse de uno y otro basta examinar un niño que sale de la escuela, un mozalbete que sale del Instituto, un joven que sale de la Universidad, y tomar nota de los sueldos que tienen los maestros, desde el de primeras letras hasta el que explica las asignaturas del doctorado”. ¿Es aplicable (salvando las distancias) a la situación de la Educación en estos momentos?. Si fuera así, hasta podríamos decir que de aquellos polvos, estos lodos.
Mirad la foto. Donde crecen árboles, había pupitres con alumnos. Fue la escuela de Piornedo, un pueblo de la montaña central leonesa, cerca de Cármenes, camino del puerto de Piedrafita.
Dice el lema de un sindicato educativo europeo “ Si la educación te parece cara, prueba con la ignorancia”