el cazurro ilustrado

04 noviembre 2010

Lectura y apoyos.


Cada vez  que bajaba a León (y lo hacía una o dos veces al año) aprovechaba la ocasión para comprar algo con lo que deslumbrar  a sus vecinos y que, a la vez, fuera de utilidad para él.
Vio una tienda de gafas, posteriormente llamadas ópticas, y entró  a echar un vistazo a las diferentes mercancías que se ofertaban. Debió aguardar la vez, porque se le había adelantado una señora que quería comprar unas gafas. El tendero (óptico) ponía en el mostrador distintas gafas que ella se iba poniendo sucesivamente, luego miraba  a un periódico   y decía: - con éstas no leo; cinco o seis veces repitió la operación hasta que se puso unas, miró al periódico  y dijo llena de alegría: -con estas leo perfectamente. Pagó y se marchó. Observado el comportamiento de la señora, nuestro vecino se dispuso a hacer lo mismo. Se ponía las gafas, miraba al periódico y decía: -con estas no leo.
En media hora se había probado todos los modelos de gafas y de todas las graduaciones posibles y no había logrado leer con ninguna.
El tendero (óptico), un poco mosqueado, le preguntó: -Pero ¿usted sabe leer?. Entonces dejó las gafas y el periódico sobre el mostrador, miró con cara de asombro al óptico y le espetó:- si supiera leer ¿para que demonios querría yo comprarme unas gafas?