No la hagas.....
Pasaron los días hasta contarse por semanas; se acumularon éstas permitiendo la cuenta por meses sin que aquel muchacho hiciera o permitiese que le hicieran la cama.
Su habitación estaba razonablemente recogida, pero en la cama, las sábanas, la almohada y el edredón estaban sucios y comenzaban a deshilarse. Sus padres en vano intentaron convencerle de la necesidad del cambio. Cada vez que su madre se acercaba para cambiarla, no consentía que ni siquiera la tocara. Recurrieron los progenitores a un íntimo amigo del joven que, supuestamente, tenía ciertas influencias sobre él, para que le convenciera de la necesidad de mudar la ropa de la cama; también el intento fue inútil.
Preguntado por tan tenaz y extraña oposición a la higiene del catre, dijo el chico:
-Ni haré la cama, ni toleraré que nadie la haga, porque, como dice el refrán: “No la hagas y no la temas”.