el cazurro ilustrado

07 octubre 2010

Carne y pan.


Todos los años, para concluir las fiestas de Valverde de Curueño, que se celebraban el ocho de septiembre, en honor a la Natividad de Nuestra Señora,  el pastor que había  arrendado los pastos de los puertos de Sancenas y de Valdestremero entregaba a los vecinos  una borrega, que  cenaban  todos juntos en buen  amor y compañía.
Un año, uno de los jóvenes, feliz, indocumentado, orondo y hambriento, encargado de contactar con el dueño del rebaño para recoger  la oveja designada al sacrificio,   se apostó con el pastor  que sería capaz de  comerse él solo un carnero entero; si no lo hacía,  él pagaría la res y si  conseguía su objetivo, correría el gasto a cargo del pastor.
El mozalbete  ganó la  apuesta y cuando se presentó en la cena, todos los vecinos le preguntaron cómo había podido engullir  tanta  carne de una sentada, dijo, sin que  en sus palabras  hubiera un mínimo atisbo de chulería o soberbia: -¡A fuerza de pan!