Justo Fernández Oblanca, ¡hasta siempre!
Justo Fernández Oblanca, que fue Decano de
Merecedor de los más solemnes homenajes, mi admiración, mejor que con palabras, se manifiesta con silencio y con lágrimas, pues al contrario que Demóstenes el cual, ante la muerte de un amigo, manifestó que lloraba porque viven los malos y no porque mueren los buenos, yo lloro porque muere un hombre bueno que supo arder de amor y dignidad y propagar el incendio entre sus alumnos, amigos y conocidos.
Hasta siempre, Justo. Lloraremos tu ausencia y nos consolaremos con tu recuerdo