el cazurro ilustrado

04 junio 2010

De cómo se ha de hacer la máquina para curar las bestias.

Pero se ha de fabricar una máquina en la cual se encerrarán las bestias de carga y los bueyes para curarlos, y a fin de los albéitares que los medicinan se puedan acercar más a ellos, sin que puedan estos animales dejar de tomar los medicamentos resistiéndose a tomarlos. Y la hechura de la máquina es de esta manera: Se entarima con tablones de roble un pedazo de terreno de nueve pies de largo, dos y medio de ancho en la parte anterior y de cuatro por la posterior. A este entarimado se le aplican cuatro estacas derechas por un lado y otro, las cuales están clavadas en los cuatro ángulos y tienen cada una siete pies de largo. Todas estas estacas se sujetan entre si por seis travesaños, formando enrejado, de suerte que pueda entrar por la parte posterior, que es la mas ancha, el animal como en una jaula, y no pueda salir por la otra, a causa de impedírselo los pequeños pernios que están atravesados en ella. Sobre las dos estacas de delante se pone un yugo firme, y á este se sujetan las bestias de carga o se atan los bueyes por las astas. O se pueden fabricar allí mismo unas cabezadas o collares, para que metiendo en ellas la cabeza, se sujete la cerviz con unos palos, que bajarán por agujeros hechos para el caso. Pero el cuerpo atado y extendido está asegurado a los travesaños y de esta manera queda sin movimiento y abandonado a la voluntad del que lo va a curar. Esta misma máquina podrá servir para todo el ganado mayor.

Escribió esto Lucio Junio Moderato Columela (3 a. De C. – 54 d. de C.) en “Los doce libros de Agricultura”. Dos mil años después, en algunos pueblos de la montaña leonesa, con algunas modificaciones, pueden verse estos rústicos quirófanos, que lo mismo sirven para hacer una cura contra la tiña que para herrar una pezuña.