el cazurro ilustrado

18 julio 2010

Dos actitudes ante la "propia imagen".

Cuenta Plutarco que una mujer de Megara oyó decir que el rey de los aqueos venía a su casa, y comenzó con gran aparato a prepararle la cena, en este intermedio llegó el mismo Filemón sin acompañamiento; la mujer que vio lo poco lucido de su persona, pensó que era algún criado que venía delante y le rogó que le ayudase; él empezó a cortar leña; en esto vino el marido de la mujer y viendo lo que pasaba, dijo: “qué es esto, Filemón”, a lo que él respondió: “No es otra cosa, sino pagar yo la pena de mi mala cara.”

Lo contrario que Filemón hizo Hiponax, cuenta Plinio que era celebre por sus parodias y satíricos versos; y que tenía la figura muy fea. Dos escultores, Búbalo y Anthermo, esculpieron su imagen para exponerle a las risas del público. Lejos de admitir el agravio, el poeta desencadenó contra ellos sus sátiras, sarcasmos y libelos con tal ingenio y fuerza que, desesperados por las burlas, se colgaron de la rama de un árbol.

Y es que en la vida unos se dedican a despejar balones, lo que probabiliza la derrota y otros a meter goles, lo que hace previsible la victoria.