el cazurro ilustrado

21 junio 2009

Un axioma de "Verdad".


Uno de los axiomas más esenciales para vivir una vida con cierta decencia intelectual es el que establece y asegura que lo que no existe, ni es blanco, ni es negro, ni burro ni caballo, ni malo ni bueno, ni grande ni pequeño, ni feo ni guapo y de este importantísimo invento nacen infinitas luces para el avance de los conocimientos naturales y científicos.
Aunque a primera vista parece que no dice más que una verdad tan sencilla y tan obvia, que cualquiera se la tiene sabida sin ciencia alguna, esta clase de verdad encierra dentro de ella una productiva mina de consecuencias y verdades apuradas, tan copiosa que de sus entrañas sale todo el meollo y sustancia de las ciencias y así sin ella sería imposible poder formar ni un mediano matemático, ni un pasable químico ni un psicólogo razonable.
Sin embargo, en esta posmodernidad de primeros de siglo 21, muchos listos y listas, flor y nata de la erudición misma, escriben para mequetrefes y mequetrefas, ignorando este preciso y precioso axioma, poniendo color, raza, tamaño, estética, ética, posición, causa, consecuencia, materia y forma, a todo aquello ni existe, ni es, ni está, ni es cierto.
Cualquier ligera sospecha lleva a estos pseudocientíficos a buscar y encontrar un nuevo mundo. Llega a tanto su osadía que creen que han hecho un gran favor a la humanidad, a la civilización y a la cultura. Y es que como dijo Louis Dumur "Los hombres no piden la verdad. Sólo quieren que se les disfrace la mentira.”

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