el cazurro ilustrado

14 abril 2009

Otra de romanos: la medicina griega.


Intentó Catón “el viejo” que los médicos, en especial los griegos, no entrasen en Roma. Cuando estaba en Atenas escribió una carta a su hijo Marcello, diciéndole: « hijo mío, ya sabes que yo he estado aquí en Asia cónsul cinco continuos años, de los cuales el mayor tiempo he residido aquí, en la ciudad de Atenas; toda la Grecia tiene sus notables estudios y sus muy esclarecidos filósofos. Y si quieres saber lo que me parece de estos griegos, es que hablan mucho y obran poco, llaman a todos bárbaros y a sí solos filósofos, y lo peor de todo es que son amigos de dar consejo a todos y enemigos de tomarlo. Saben disimular las injurias, más nunca perdonar. Son muy constantes en el aborrecer y muy mudables en el amar. Son muy tenaces en el dar y muy codiciosos en el recibir. Finalmente, hijo Marcello, te digo que de su propio natural son soberbios en el mandar e indómitos en el servir. He aquí, pues, lo que en Grecia leen los filósofos y lo que aprenden los populares, y si te escribo esto es para que no tomes trabajo de venir a Grecia, ni te pase por pensamiento de dejar Italia, pues sabes tú y lo sé yo que la gravedad de nuestra madre Roma ni puede sufrir mocedades, ni aun admite novedades. El día que los padres de nuestro sacro Senado permitieren que entren en Roma las artes y letras de Grecia, desde aquel día da por perdida a toda nuestra república, porque los romanos se precian de bien vivir y los griegos no sino de bien hablar.
En estos reinos y ciudades en los que las academias están bien corregidas y por otra parte están las repúblicas mal gobernadas, dado el caso que las veamos florecer, muy en breve las veremos acabar, porque no hay en el mundo cosa que con verdad se puede llamar perpetua, sino la que sobre verdad y virtud está fundada. Aunque todas las artes de Grecia sean sospechosas, perniciosas y escandalosas, te se decir, hijo Marcello, que para la república de nuestra madre Roma es la peor de todas la Medicina, porque han jurado todos estos griegos de enviar a matar con médicos a los que no han podido vencer con armas. Cada día veo aquí a estos médicos tener entre sí grandes altercados acerca del curar las enfermedades, y del aplicar unas u otras medicinas, y lo que más es de espantar, que haciéndose lo que un médico manda y el otro aconseja, vemos al enfermo padecer, y aun a las veces morir, de manera que si tienen altercados entre sí, es no sobre cómo le curarán, sino con qué medicina le matarán. Avisarás, hijo Marcello, a los padres del Senado que, si aparecen por allá seis médicos que han partido de acá de Grecia, no les dejen leer Medicina, ni curar la república, porque es un arte este de la Medicina tan peligrosa de ejercitar, y tan delicada de saber, que son muchos los que la aprenden y muy poquitos los que la saben.

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