el cazurro ilustrado

09 mayo 2009

Curso sobre discapacidad mental severa


Dos veces he ido a Valladolid a impartir un curso sobre discapacidad mental profunda a los profesionales que trabajan en primera línea de fuego, organizado por la Consejería de Bienestar social. La experiencia ha sido en ambas ocasiones altamente agradable. He podido comprobar que los CAMP, CAMPYCO Y CO de nuestra comunidad cuentan con unos recursos humanos dignos de todo elogio: preocupados por hacer cada día mejor su trabajo y muy dispuestos al aprendizaje.
Me habéis demostrado que sois muy esforzados; en las técnicas muy diestros; en la generosidad muy largos y en los infortunios muy sufridos, pero sobre todo me habéis confirmado que sois en el trato muy dulces y agradables y en las respuestas muy sabios.
Continuáis una tarea a la que ya se refería Juan Luís Vives (1526),en su libro “De subventione pauperum” de esta manera: “Y, puesto que la ocasión nos llamó la atención sobre los privados de razón, al no haber en el mundo nada más excelente que el hombre ni en el hombre nada más excelente que la razón, hay que esforzarse especialmente en que estén bien y se ha de considerar como el beneficio más grande si volvemos las mentes de los demás al buen juicio o si las mantenemos en él y en la serenidad. Así, pues, llevado al hospital un hombre de mente perturbada, se ha de examinar en primer lugar si la locura es natural o fortuita, si hay esperanza de curación o si es por completo incurable; hay que compadecerse por el daño tan grande de una facultad importantísima del alma humana, y ante todo ha de ser tratado de tal manera que no se aumente o alimente la demencia, lo que ocurre en los locos con la burla, la provocación y la excitación, y en los tontos con el asentimiento y aprobación de lo que dicen o hacen neciamente, y con la incitación a que hagan más tonterías de forma ridícula, como fomentando la estupidez y la necedad. ¿Qué hecho más inhumano puede mencionarse que enloquecer a alguien para reírte y para jugar con un mal tan grande del hombre? Empléense remedios adecuados a cada uno: unos necesitan alimentos y un sistema nutritivo, otros un trato suave y afable para que, como las fieras, se amansen poco a poco, otros instrucción; habrá quienes necesiten coacción y ataduras, pero usándolas de tal forma que no se exciten más con ellas; por todos los medios y en la medida de lo posible se ha de llevar a sus ánimos la tranquilidad, con la que fácilmente vuelve el juicio y la salud de la mente.………..Se les ha de preguntar si saben algún oficio. Los que no saben ninguno, si tuvieren edad proporcionada, se les ha de instruir en aquél para el cual sintieren mayor propensión, siempre que sea posible, y si no, en algún otro análogo; por manera que el que no supiese coser vestidos, cosa polainas, botines y calzas. Pero si fuese ya algo alcanzado de días o de ingenio demasiado tardo, enséñesele algún oficio más fácil y, en último término, el que cualquiera puede aprender en pocos días, como cavar, sacar agua, llevar algo a cuestas, hacer portes con un pequeño carro, acompañar al magistrado, traer mensajes, recados, cartas, gobernar caballos de alquiler”.
Gracias por vuestra magnifica tarea, a veces plagada de sinsabores. Sed inasequibles al desaliento. Acordaos de cocer la piedra hasta beber su caldo. Enamoraos de vosotros mismos, pero sentid que no sois correspondidos y contad con mi agradecimiento y mi apoyo siempre que lo necesitéis. Gracias otra vez por lo mucho que me enseñasteis.