el cazurro ilustrado

23 abril 2009

Las primeras veces....

Mi amigo Paco Prieto me envía una invitación para que cuente los recuerdos que tengo (si es que tengo alguno) de “mis primeras veces”.
Corría el año 1994, tenía 34 años y ya llevaba tiempo tonteando (desde 1987). Me encerraba en una habitación con ellas y pasábamos muchas horas conociéndonos. Aquel año (94) se me ocurrió, casi por azar, añadir un ingrediente, que a la larga resultó ser explosivo, a nuestras interacciones. Era metálico, negro e iba a 14.000 bps. A partir de entonces éramos tres en la relación: ella, el artilugio y yo. La primera se llamaba BBS y si bien no era muy atractiva, tenía el valor añadido de ser la primera que me sacaba del cuarto en el que había permanecido encerrado y me ponía en contacto con un mundo desconocido para mí; además, me permitió acceder a contenidos ignorados por la mayoría de la población y me enseñó las inexplicables emociones que se sienten en las primeras comunicaciones textuales que terminaban con la orgiástica bajada de múltiples y diversos programas. Ya perdida la virginidad, decidí contratar servicios profesionales (costaban 5300 pesetas al mes) y cada vez que requerías su uso, el costo por minuto era el de una llamada telefónica interprovincial a Madrid, hasta que llegó “infovia” y abarató los servicios. Recuerdo aquel cielo nocturno estrellado al que atravesaba de vez en cuando una estrella fugaz, indicando que la conexión funcionaba; fue mi primer navegador, el netscape. Usé como buscador a yahoo, al que luego siguieron altavista y alltheweb hasta llegar al popular google.
Sin tener en cuenta los consejos que dan los expertos: elegir bien, usar protección, ir despacio, no hacerlo con desconocidos….me interné en la orgía de la información y fui adquiriendo ciertas habilidades a base de mucho ensayo-error, ensayo-éxito. Chateé con desconocidas, desnudé páginas y páginas, traje a casa precisas y preciosas informaciones, descargué miles de programas, bajé muchísimas películas de alto valor funcional, accedí a los clásicos gratuitamente y realicé mi blog.
Mirando hacia atrás, recuerdo con cierto resabio el alto costo de aquellas primeras relaciones con las TICS y comprendo perfectamente que las TICS y el software son como el sexo: se disfrutan más y mejor si son gratis.

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