el cazurro ilustrado

30 noviembre 2007

Cabezas des-cubiertas.


El concilio Vaticano II acabó con la obligación que hasta entonces tenían las mujeres de entrar a la iglesia con la cabeza cubierta. La costumbre había empezado mucho antes: Plutarco cuenta que "Por lo regular, las mujeres, al salir de sus hogares, se ponen el velo ya que la mujer que aparece en público sin el velo comete un acto de arrogancia.” Valerio Máximo destacó que muchos divorcios de aquel tiempo fueron causados por mujeres casadas que salían sin el velo. En la mitología griega, Helena se ponía el velo para presentarse ante el dios París. Según el código civil de la Asiria Media, toda mujer que no fuera ramera debía usar el velo. Pero el remate definitivo lo puso San Pablo en su carta a los Corintios: “Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra al que es su cabeza. En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera rasurada. Si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte también el cabello; pero si es vergonzoso para la mujer tener el pelo corto o la cabeza rasurada, que se la cubra. El hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del hombre”.
Liberar a la mujer de pañuelos, velos o pañoletas trajo consigo, a buen seguro, la ruina de muchos fabricantes de tales prendas y benefició a los peluqueros que comenzaron a atusar los cabellos de la mujer para que lucieran peinados atractivos.
Esta mañana me encontré a la escultura de la foto con la cabeza cubierta con un carrito de la compra. ¿Habrá revocado el Vaticano el derecho de la mujer a llevar la cabeza descubierta?.