Condicionamiento y comprensión.
Las relaciones del hombre con las vacas han evolucionado tanto en la montaña, que ya no existe el contacto frecuente y agradable entre ellos. Hace mucho tiempo, cuando cada ganadero tenía pocas cabezas de ganado, las continuas y personalizadas interacciones llevaban a un conocimiento mutuo que facilitaba la vida a ambos. Ahora los contactos son esporádicos y casi siempre negativos para los animales ( vacunaciones, castraciones , descornados, colocación de crótalos, pesaje, curas y medicaciones, transporte.....) Lo que probabiliza un condicionamiento en el que la mera presencia del hombre sea una fuente de estrés y de huida.
Ayer en la Collada de Ubierzo paseé entre ellas y salvo la desconfianza inicial ante la novedad, las vacas me miraron condescendientes y algunas hasta se acercaron confiadas. Recordé entonces a mi abuelo Artemio y a su vaca llamada“ Sevillana”. Mi abuelo se quitaba el sombrero y le decía: “ Sevillana, lámeme la cabeza” y la vaca, obediente y servicial, pasaba su lengua una y otra vez por el cuero cabelludo con tanta precisión que no dejaba saliva ni en las sienes y ni en la nuca del abuelo. La misma instrucción les di a cuántas me rodearon pero ninguna la siguió. No se si por falta de comprensión lingüística o por lo inapropiado de la propuesta.
Ayer en la Collada de Ubierzo paseé entre ellas y salvo la desconfianza inicial ante la novedad, las vacas me miraron condescendientes y algunas hasta se acercaron confiadas. Recordé entonces a mi abuelo Artemio y a su vaca llamada“ Sevillana”. Mi abuelo se quitaba el sombrero y le decía: “ Sevillana, lámeme la cabeza” y la vaca, obediente y servicial, pasaba su lengua una y otra vez por el cuero cabelludo con tanta precisión que no dejaba saliva ni en las sienes y ni en la nuca del abuelo. La misma instrucción les di a cuántas me rodearon pero ninguna la siguió. No se si por falta de comprensión lingüística o por lo inapropiado de la propuesta.