el cazurro ilustrado

13 noviembre 2007

Frío, frío.


A primera hora del pasado domingo, conducía el coche por las hoces de Vegacervera buscando, no la cecina de chivo sino el frío que la amojama, la cura y le da el sabor específico de la montaña.
A la altura de Felmín el termómetro marcaba cinco grados bajo cero, cuando el reloj marcaba las nueve horas y treinta y ocho minutos. Un minuto más tarde la temperatura se situaba en seis grados bajo cero. Otro después siete grados bajo cero. Tres minutos más, alcanzó el termómetro los ocho grados bajo cero, justo a la entrada de Valverdín. Que l otoño está viniendo seco es el comentario más repetido estos días. Vendrán con retraso o no aparecerán las lluvias y la nieve, pero del frío, que nos congela hasta la mirada, no nos libramos ningún año. Así se asegura la matanza, se seca la carne, se curten las pieles, se conservan los cuerpos y se cauterizan los ánimos.