el cazurro ilustrado

19 noviembre 2007

Frío, sabañones y cuernos.


Cuando hace frío, nuestro organismo pone en marcha dos mecanismos para no perder calor: retira sangre de la superficie cutánea para que no se enfríe ( brazos, manos, piernas y pies son los primeros en notar la vasoconstricción) y después comienza a temblar contrayendo involuntaria y rítmicamente los músculos para producir calor.
Si nos mantenemos largo tiempo sometidos a bajas temperaturas, agotaremos las reservas energéticas y sobrevendrán los primeros síntomas de congelamiento. Aparecerán los sabañones, unas manchas rojas en las manos, los pies, las orejas y la nariz que producen la desagradable sensación de quemazón y picor.
El intenso frío, no bien combatido, si nos fiamos de Herodoto, tiene otras consecuencias no tan lamentables: evita que salgan cuernos (.."En los países calientes desde luego salen los cuernos; pero en climas muy helados, o nunca los sacan los animales, o bien los sacan tarde y mal y así me confirmo en que el frío es la causa de ello").