el cazurro ilustrado

22 abril 2007

Celo y ardor en los bóvidos.

Una vaca en celo expresa su “ardor” con conductas fácilmente observables: Acepta de buen grado la monta de otra compañera si el macho no está disponible o se deja montar por el toro desviando el rabo. Secreta mucosa por la vulva. Aparecen también lamidos, olfateos bramidos e intentos de monta a sus compañeras. Disminuye su apetito y muestra nerviosísimo y desazón. Otra señal inequívoca de que la hembra está receptiva ocurre cuando huelen su orina otros miembros de la manada; al liberar hormonas sexuales (feromonas) en ella, provoca este olor la elevación de la cabeza con los labios fruncidos y dilatación de las fosas nasales. Es entonces el momento de avisar al veterinario para que la insemine artificialmente con semen de un toro seleccionado genéticamente con peculiares características que le pueden venir bien al ganadero. En ocasiones sucede que esta maniobra no obtiene los resultados deseados, ya sea porque la detección del celo no ha sido exacta o bien porque el semen no estaba en su punto o porque alguna disfunción en el organismo de la vaca lo impide. Después de varios intentos infructuosos se recurre al procedimiento natural ya que muchos ganaderos creen (no gratuitamente) que los índices de preñez son más altos cuando es un toro el que se usa en lugar de la inseminación artificial.
Con la esperanza de que los espermatozoides hayan sido depositados ene l lugar adecuado y en el momento oportuno, esta vaca ratina fue cubierta ayer por un toro de la misma raza. Transcurridos unos minutos después de la monta, la vaca, aún encogida, orinó. El dueño del toro aseguró que “ vaca meada, vaca preñada”. La confirmación o no de tal sentencia se sabrá dentro de veintiún días.