Contradicciones.
Anacarsis fue un filósofo escita que viajó a Grecia para ver las leyes y las costumbres de los griegos con el fin de reformar las de su país y establecer el modelo griego, pero lo que vio no debió gustarle mucho. Dice Diógenes Laercio que se asombró de que entre los griegos criticasen y juzgasen las obras de las que no eran artífices; también se maravillaba de que pusiesen leyes contra los que injuriaban y, sin embargo, honraban a los atletas y luchadores que se herían mutuamente. Se desconcertó al ver cómo los que prohibían mentir, mentían abiertamente en las tabernas y se horrorizó de que el foro fuese un lugar destinado a mutuos engaños y fraudes.
Así pues la contradicción, cuando no la mentira, ha estado presente desde tiempos remotos. Da igual que fueran griegos, bárbaros, romanos o que sea la sociedad actual. Cambiar de la verdad a la mentira y de lo cierto a lo dudoso es una constante a lo largo de la historia. No parece que haya muchas diferencias entre los fundamentos de las sociedades antiguas y los de nuestra sociedad.
Así pues la contradicción, cuando no la mentira, ha estado presente desde tiempos remotos. Da igual que fueran griegos, bárbaros, romanos o que sea la sociedad actual. Cambiar de la verdad a la mentira y de lo cierto a lo dudoso es una constante a lo largo de la historia. No parece que haya muchas diferencias entre los fundamentos de las sociedades antiguas y los de nuestra sociedad.