el cazurro ilustrado

26 marzo 2007

Cigüeñas.


Anaximandro de Mileto, hijo de Praxíades, compañero y discípulo de Tales, también de Mileto, visitó Lacedemonia y aconsejó a los espartanos que abandonaran la ciudad ante la inminencia de un terremoto y así lo hicieron. Según cuenta Cicerón (De divinatione): «la ciudad entera se derrumbó y la cumbre del monte Táigeto se resquebrajó como la popa de un navío». Se guió Anaximandro para predecir el terremoto por el vuelo alborotado de las cigüeñas.
Creyeron griegos y romanos que las cigüeñas alimentaban a sus padres en la vejez y que eran fieles a su pareja durante toda la vida (Eliano:"Es indudable que las cigüeñas guardan castidad y cumplen mutuamente el contrato matrimonial").
En Eslavonia celebraban en primavera una fiesta en honor de la Diosa Lada en la que le ofrecían tortas en forma de cigüeñas para propiciar el nacimiento de niños. De Europa central procede la leyenda de que traen a los niños, por el afán que pone la cigüeña en cuidar a sus crías porque se desvive por su familia, es monógama y porque prepara el nido con gran dedicación. Así se convirtió esta teoría en una alternativa a la reproducción biológica.
Sirvió la cigüeña de inspiración a muchos fabulistas y se usó su presencia para vaticinar el tiempo que haría en primavera, pero esta que veis en la foto, sólo servirá para comprobar la eficacia o ineficacia de los servicios veterinarios de la Administración. Ayer la encontré muerta y dejé aviso de su ubicación. Ya veremos si la recogen y averiguan las causas de su muerte o si son los carroñeros quienes dan cuenta de ella.