Saber idiomas.
El aprendizaje de una lengua extranjera es obligatorio desde Educación primaria en casi todos los países de la UE. En la mayoría de los sistemas educativos hay una tendencia a ofrecer este tipo de enseñanza a una edad más temprana. La Comisión Europea quiere que todos los ciudadanos de la Unión sean competentes en tres lenguas europeas: su lengua materna y otras dos.
La movilidad laboral y de los estudiantes , las migraciones, el turismo, la revolución de las comunicaciones, la internacionalización de las empresas son factores que explican esta necesidad y que hacen pronosticar que, a la larga, habrá muchos los ciudadadanos multilingües. Esta perentoria necesidad de aprender idiomas no es nueva. Ya los romanos establecieron que en sus escuelas, colegios y academias se hablaran todos los lenguajes y maneras de hablar que había en el mundo. Lo consiguieron hasta el extremo de que cualquier extranjero, fuera de donde fuese, que llegara a Roma, siempre encontraba a alguien que entendía su lengua. Establecieron esta política lingüística los romanos con el fin de que cuando enviaban embajadores a otras tierras o cuando iban a Roma embajadores de otros países, fuesen los intérpretes de su propia nación y no de lengua extranjera. Lo hacían así porque pensaban que los negocios importantes muy mal se tratan, se pactan y se gestionan en lengua extraña. Es probable que hoy también esta razón esté detrás de la importancia de saber idiomas, aunque se nos intente convencer de que es una vía para llegar a la “sociedad cognitiva”.