el cazurro ilustrado

02 febrero 2007

Alimentos, bebidas y salud.


Andan los responsables de la sanidad tan preocupados por la salud de los ciudadanos que, después de declarar la guerra al tabaco y a las calorías de las hamburguesas, se meten ahora con el vino, con los licores (el vino o cualquier bebida con una graduación superior al 1,2% no podrá promocionarse como producto "saludable" en los medios de comunicación o en sus etiquetas) y con el etiquetado de todos los alimentos (los empresarios deberán demostrar que sus productos son bajos en grasas o calorías, ricos en vitaminas, fibras o bien que su consumo tiene efectos saludables porque puede prevenir la aparición de enfermedades y sino demuestran sus supuestas propiedades saludables no podrán anunciarlo en las etiquetas). Más tarde es probable que regulen también cómo debemos comportarnos ante el plato y prohibirán poner los codos sobre la mesa, masticar a dos carrillos, comer el pan a bocados, chuparse los dedos, sorber la sopa o acabar toda la comida del plato.
Nada han dicho ni tampoco lo dirán de los perjuicios que para la salud suponen las subidas de las hipotecas, de los impuestos, los salarios bajos, los cabreos del personal ante determinadas decisiones de los gobernantes, los enfados por la derrota deportiva los domingos, los vertidos a la atmósfera o la estúpida programación de la tele.
Cambian tanto las costumbres “cortesanas” que cuando estaba Aristipo lavando con sus manos unas lechugas para cenar, pasó por allí Plauto y le dijo: “si tú quisieras servir al Rey Dionisio, no tendríamos que verte comiendo esas lechugas". A lo que respondió Aristipo: “y si tú Plauto te contentases con comer estas lechugas, no te veríamos servir a tan gran tirano”. Hoy es al revés e ingieren las lechugas los servidores del poder y los manjares quienes no necesitan someterse a la dictadura de la salud, ni de la dieta, ni de la política (sanitaria).