el cazurro ilustrado

13 febrero 2007

Asesoría amorosa.


Si ayer era Lamia, hoy es Layda quien nos asesora en las cuestiones amorosas.
Layda nació y vivió en tiempos del rey griego Pirro, al que acompañó en las campañas por Italia; después de estas guerras, volvió a Grecia y se estableció en Corinto, donde fue tan solicitada y servida que no hubo hombre rico en Asia que no llamase a sus puertas, ni quedó rey ni príncipe que no entrase en su casa. Según cuentan los cronistas, tenía una dulce conversación, una hermosa figura y una lozana disposición. Hasta el propio Demóstenes llamó a su puerta, pero le pidió doscientos sestercios de plata y éste le dijo: “perdóname, Layda, no permitan los dioses que compre tan caro el arrepentimiento”.
Un hombre apenado y desesperado por el desprecio de una mujer preguntó a Layda sobre las pautas a seguir y ésta le dijo: “Dile a esa mujer que amas, que ya que no te quiere remediar, que te de licencia para penar por ella, y si te da tal licencia, ten esperanza que alcanzarás su persona, porque las mujeres somos de tal condición, que cuando soltamos alguna palabra dulce al enamorado, ya le hemos dado primero el corazón”.
Un día oyó Layda decir que los filósofos eran muy sabios y honestos y apuntilló: “Ni sé qué saben, ni sé qué entienden, ni sé qué aprenden, ni aún sé qué leen estos vuestros filósofos, pues yo, con ser mujer y sin haber estado en Atenas, los veo venir aquí, y de filósofos los torno mis enamorados, y ellos a ninguno de mis enamorados veo que tornen filósofo».
Declaró Layda que el hombre que quiere conseguir a una mujer, debe seguirla, servirla y sufrirla y olvidarla algún tiempo, porque una mujer de bien, después que le han levantado el corazón, más siente los descuidos que con ella se usan que agradece los servicios que le hacen. Añadió que si un hombre sospecha engaño en su mujer, debe darle a entender que es buena y quitarle las ocasiones en que pueda ser mala, porque si sabe que lo sabes y disimulas, antes la verás muerta que enmendada.
Mañana, día de San Valentín, os contaré la última asesoría amorosa de una mujer antigua.