Defensa de la mujer.
Mañana, 25 de noviembre, se celebra el día Internacional contra la violencia hacia las mujeres o “contra la violencia de género”, como les gusta decir a los postmodernos. Se hace en esta fecha como homenaje a las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, que en 1960 fueron asesinadas por orden de Leonidas Trujillo, dictador de República Dominicana. Iban a visitar a sus maridos a la cárcel pero fueron interceptadas en un lugar solitario del camino por agentes del Servicio de Inteligencia. En un cañaveral próximo, las torturaron cruelmente. Cubiertas de sangre, destrozadas a golpes y estranguladas, las colocaron nuevamente en el vehículo en el que viajaban y las tiraron por un precipicio, simulando un accidente.
Os aconsejo que "para ir entrando en materia" leáis pausadamente el discurso 16 del “Teatro crítico universal”: “Defensa de la mujer” del P. Feijoo.
Su comienzo es así: “En grave empeño me pongo. No es ya sólo un vulgo ignorante con quien entro en la contienda: defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres: pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo con desestimación del otro. A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa buena. En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en la limitación de sus entendimientos.”
Y tiene perlas como esta: “El decir que todas las Mujeres son buenas, es sobra de afección, y el decir que todas son malas, es falta de razón; y lo que es cierto, que en los Hombres hay mucho que reprender, y en las Mujeres no poco que alabar”.
No he visto ni oído ningún discurso tan cargado de argumentos y razones como el del P. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764). Muchos de los que se pronunciarán mañana no pasarán de ser meros exabruptos si se comparan con éste.
Os aconsejo que "para ir entrando en materia" leáis pausadamente el discurso 16 del “Teatro crítico universal”: “Defensa de la mujer” del P. Feijoo.
Su comienzo es así: “En grave empeño me pongo. No es ya sólo un vulgo ignorante con quien entro en la contienda: defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres: pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo con desestimación del otro. A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa buena. En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en la limitación de sus entendimientos.”
Y tiene perlas como esta: “El decir que todas las Mujeres son buenas, es sobra de afección, y el decir que todas son malas, es falta de razón; y lo que es cierto, que en los Hombres hay mucho que reprender, y en las Mujeres no poco que alabar”.
No he visto ni oído ningún discurso tan cargado de argumentos y razones como el del P. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764). Muchos de los que se pronunciarán mañana no pasarán de ser meros exabruptos si se comparan con éste.