Agri-cultura.

Decía Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) “Yo, a la verdad, sólo puedo hablar con perfecto conocimiento de lo que pasa en Galicia, Asturias, y Montañas de León. En estas tierras no hay gente más hambrienta, ni más desabrigada, que los Labradores. Cuatro trapos cubren sus carnes; o mejor diré, que, por las muchas roturas, que tienen, las descubren. La habitación está igualmente rota, que el vestido: de modo, que el viento, y la lluvia se entran por ella como por su casa. Su alimento es un poco de pan negro, acompañado, o de algún lacticinio, o alguna legumbre vil; pero todo en tan escasa cantidad, que hay quienes apenas una vez en la vida se levantan saciados de la mesa..... Ellos siembran, ellos aran, ellos siegan, ellos trillan; y después de hachas todas las labores, les viene otra fatiga nueva, y la más sensible de todas, que es conducir los frutos, o el valor de ellos a las casas de los poderosos, dejando en las propias la consorte, y los hijos llenos de tristeza, y bañados de lágrimas”.
