Acedía y depresión.
La depresión será en el año 2020 la principal causa de discapacidad en el mundo, sólo por detrás de las enfermedades cardio vasculares, según las previsiones hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para sensibilizar a la población, a los médicos y a las autoridades sanitarias, la Asociación Europea de la Depresión organizará el viernes el día europeo de esta enfermedad, bajo el lema «Dejar de verlo todo negro es posible».
Antes de que se pusiera de moda y alcanzara estatus clínico, la Depresión se llamaba Acedía. Dante, en la Divina comedia, sitúa a los que en vida la tuvieron, en el vestíbulo del infierno, bajo un cielo sin estrellas, entre una vocinglera turbamulta de la que salían "suspiros, quejas y profundos gemidos... Diversas lenguas, horribles blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, voces altas y roncas, acompañadas de palmadas, producían un tumulto que va rodando siempre por aquel espacio eternamente oscuro, como la arena impelida por un torbellino".
Tanto la depresión como la acedía son sinónimos de tedio, esplín, abatimiento, decaimiento, desaliento, desánimo, melancolía, postración, postergación, tristeza o aburrimiento, pero no del aburrimiento que se remedia con la diversión, sino del aborrecimiento y hastío de lo que ofrece la vida estándar, una vez comprobado lo que se saca de ella: insatisfacción, decepción o frustración.
La depresión ha alcanzado y sobrepasará un alto prestigio en varios aspectos: como cuadro clínico por excelencia; como apariencia, muchas veces engañosa, en la que se refugia y ampara cualquier inconveniente de la vida y como epidemia, más o menos silenciosa, cuando la brújula de la vida pierde el norte.