Comportamiento y cerebro.
Cuando un individuo hace algo, sea visible o no para otros (correr, imaginar, leer, “pensar”, rezar, meditar, comer, alucinar...) presumiblemente algunos circuitos neuronales de su cerebro se ponen en funcionamiento, y así lo evidencian las modernas técnicas de observación de la actividad cerebral (Tomografía axial computarizada, tomografía por emisión de positrones). Suponer que la causa de estos actos está en los grupos neuronales cerebrales activados es una demostración tan falaz como creer que la causa de la invención de la guillotina está en las leyes de la gravedad de Newton, aunque pueda ser probada por ella. Explicar el brillante discurso de un orador por la frenética actividad neuronal del área de Broca en su cerebro tiene tan poco sentido como pensar que el teorema de pitágoras escrito en la pizarra esta causado por la tiza con que se escribió. El comportamiento humano tiene correlatos cerebrales que en ningún caso lo explican. Puede ser el funcionamiento cerebral necesario, pero es a todas luces insuficiente. Como dijo Luria:“ La solución real del problema del desarrollo de las funciones mentales superiores se halla en la premisa fundamental de que el hombre es un ser social, un producto de la historia social y sujeto activo de las relaciones sociales… La existencia de la relación social del hombre con el mundo externo debe ser considerada como la fuente básica de las más elevadas formas de conducta consciente, no tan sólo en su contenido sino también en sus formas de existencia" o “no es la conciencia de los hombres lo que determina su ser sino, al contrario, es us ser social lo que deterina su conciencia”.