Churras, merinas, berrinchonas....

Sucede con las ovejas en la montaña lo mismo que ha ocurrido con los humanos en todo el mundo. Aunque los ganaderos no confunden las churras con las merinas ni aún con las berrinchonas, manchegas o montesinas; resulta que es tal el número de mezlas, combinaciones, amalgamas y cruces que es imposible encontrar alguna raza prístina y si algún ejemplar hay no tiene ningún significado, porque la cabaña ovina es el resultado de la combinación de múltiples razas cuyo apareamiento ha dado lugar a unas ovejas y carneros con gran variedad de rasgos genéticos y fisicos. Las habilidades de los ganaderos para hacer una selección, no solo basada en el tamaño y en la productividad, sino primando el carácter y comportamiento dócil, hace que los rebaños sean diversos y, a la vez, fáciles de manejar.
