¿Síndrome prelaboral o posvacacional?

Este síndrome inexistente no es más que el cambio entre el estilo de vida propio de las vacaciones y el del trabajo, por tanto es un proceso natural de adaptación entre el estilo de vida vacacional y el laboral. Pero es un insulto a los que ni tienen trabajo ni tienen vacaciones y una justificación exculpatoria para los que están malhumorados, frustrados o descontentos puesto que la responsabilidad no es de ellos, sino del síndrome.

Para combatirlo ya existe todo un arsenal de consejos prácticos, al estilo de los “manuales para tontos”; si esto no funcionase, se recurrirá a la medicación ansiolítica y/o antidepresiva, hasta que los laboratorios comercialicen un fármaco específico.
Lo curioso es que aún no se le haya ocurrido a la patronal quitar las vacaciones como remedio más eficaz para evitar ambos síndromes y el sufrimiento de los obreros.
Aspiramos ingenuamente a la paz perpetua del paraíso y nos quedamos en el limbo de los pánfilos.