Poder imaginar.
Se ha dicho muchas veces que es más importante la imaginación que el conocimiento y hasta se ha reivindicado que suba al poder, pero imaginar sólo es una forma de realizar operaciones con imágenes, desligadas de sus condiciones físicas. Resulta entonces que es imposible imaginar lo inimaginable ya que su tarea es combinar imágenes ( ya conocidas) que pueden dar lugar a imágenes nunca vistas. Desde pequeños, aprendemos prácticas imaginarias, jugando al “como si” (juego simbólico Piagetiano); la literatura, el cine y la tv son, muchas veces, maestros de la imaginación. Siempre sobran condiciones para aprender a imaginar; pero, a pesar de su independencia de las condiciones físicas, imaginamos a “imagen y semejanza” de las operaciones practicas dadas en el mundo, de acuerdo con nuestra cultura. La imaginación bebe de las imágenes del mundo y al recombinarlas produce novedosas “criaturas”. Sus efectos pueden ser dudosos: En algunos casos contribuye la imaginación a una actuación efectiva (ensayos imaginarios- encubiertos-); en otros, puede enredarnos en un universo ajeno indefinidamente a la realidad y, por tanto, enajenante.
Tal y como dijo Jenófanes de colofón: “Los hombres imaginan a sus dioses antropomórficamente, como los bueyes lo harían a su manera”
Tal y como dijo Jenófanes de colofón: “Los hombres imaginan a sus dioses antropomórficamente, como los bueyes lo harían a su manera”